STUPRI A MIGLIAIA, MASSACRI, TORTURE: GLI ORRORI GIA’ DIMENTICATI DEI PADRINI DI HAMAS

 23/10/24 – Sono passati 10 anni, ma già il mondo ha dimenticato gli orrori, i massacri, le torture, lo stupro di migliaia di donne ridotte poi a schiave sessuali, degli islamo-nazisti dell’Isis in Siria e Iraq. Non se li ricordano chiaramente le masse del progressismo politicamente corretto occidentale, che scendono in piazza inneggiando ad Hamas, allievo nelle atrocità dei fratelli sunniti dell’Isis. Un anno fa, il 7 ottobre, migliaia di uomini di Hamas hanno invaso il sud di Israele, seguiti da centinaia di civili di Gaza. Hanno massacrato, torturato, mutilato centinaia civili inermi, stuprato le donne, colpevoli solo di essere ebrei e di avere avuto la sfortuna di trovarsi sul loro cammino. Quel giorno.Hamas ha cessato di essere un movimento politico armato, per diventare l’Isis palestinese.

Prigioniere ebree di Hamas

Dopo 10 anni un processo finalmente a Parigi contro un jihadista francese, Sabri Essid, accusato di avere partecipato agli orrori dello Stato Islamico in Siria, obbliga almeno la Francia a ricordare. Fra i numerosi documenti sequestrati ai capi dell’Isis dai guerriglieri curdi siriani e sciiti libanesi – che con l’Iran e la Russia hanno impedito che la Siria diventasse come l’Afghanistan un califfato islamico – ce ne sono di agghiaccianti. Come una nota che formalizza, come se si trattasse di bestiame, “prezzi e modo d’impiego delle schiave islamiche”. Il documento fissa le fascie di prezzo delle migliaia di donne catturate, soprattutto della minoranza politeista curda degli  Yazidi, considerati “adoratori di Satana” dall’Isis. Donne e bambine venivano messe in vendita accanto alle armi, agli esplosivi, alle cinture imbottite di mitraglia dei kamikaze. “Si vendevano anche  bambine, di preferenza vergini, fra 7 e 16 anni” ricorda, intervistato da France Télévision,  Bazhad Faran, che da dieci anni cerca di salvare le Yazidi ancora nelle mani dei terroristi islamici. Le bambine, spiega, costavano fra 7.000 e 14.000 dollari. I soldi non mancavano agli aguzzini dell’Isis, finanziati e armati dalle potenze sunnite, la Turchia, il Qatar,  l’Arabia Saudita, per rovesciare lo sciita alevita Assad.

Fawzia, quando venne sequestrata dall’Isis

Oltre 3.000 donne e bambine Yezidi sono state catturate nella zona del Monte Sinjar, violentate, usate come schiave sessuali. Secondo l’Organizzazione Mondiale delle Migrazioni, 1.277 Yazidi nel 2023 sono sempre nelle mani dei loro aguzzini. Nelle aree ancora controllate dall’Isis in Siria e Iraq, in Turchia, a Gaza, dove questo.mese l’esercito israeliano ha liberato una di loro. Fawzia Amin Sido oggi ha 21 anni. Era stata catturata nel 2014 dall’Isis, quando aveva 11 anni. È stata ripetutamente violentata, e venduta a uomini diversi.  Ha raccontato di essere stata costretta con altre Yazidi a Tal Afar qualche giorno dopo la cattura, a mangiare la carne dei loro bebé. La famiglia del suo ultimo aguzzino, un terrorista palestinese affiliato a Hamas e all’Isis, che è stata costretta a sposare e da cui ha avuto due fiigli, dopo la morte dell’uomo in Siria l’ha portata a Gaza. Con documenti falsi, passando dalla Turchia, come molti terroristi islamici. Nella Striscia continuava ad essere schiava sessuale e domestica del fratello del ‘marito’ e a lavorare in un ospedale  usato come base da Hamas.

In Siria e Irak, gli uomini dell’Isis si scambiavano le foto delle donne e delle bambine catturate, racconta Faran. “Il loro unico obiettivo era di violentare e maltrattarle”. E i ragazzini già a 7 anni erano costretti a combattere per i jihadisti. I tribunali islamici del ‘califfato’ rilasciavano contratti di vendita e atti di proprietà che autorizzavano i ‘padroni’ delle schiave a fare di loro ciò che volevano. Seguendo le norme fissate dall’Isis nell’opuscolo “I quindici comandamenti per fornicare con le prigioniere”. I giudici islamici autorizzavano lo stupro delle bambine dai nove anni in su, ma in teoria proibivano – bontà loro – di violentare le donne incinte. Nessuno però rispettava queste regole.

Ancora oggi probabilmente ci sono schiave Yazidi a Gaza,nelle mani di Hamas. Accanto alle donne ebree sequestrate e violentate il 7 ottobre 2023 nel Sud di Israele. Anche loro dimenticate. I due gruppi terroristici, dice Fawzia, usano gli stessi metodi brutali, disumani. “Non c’è differenza fra di loro”.

ISRAEL, UCRANIA, LA VICTORIA DE LOS MALOS,  CONTRA LA HUMANA  ESTUPIDIDAD

16/10/24 – Todos los amantes de la libertad y los derechos humanos en Occidente deberían alegrarse. Israel finalmente ha matado a Yahya Sinwar, uno de los líderes terroristas más despiadados de la nebulosa yihadista islámica.

El líder de Hamás, instigador de las atrocidades del 7 de octubre de 2023 – asesinatos, torturas, violaciónes de cientos de civiles israelíes indefensos- murió ayer en el bombardeo de un edificio en Rafah, en el sur de Gaza, en el que se escondía con otros dos terroristas del grupo islámico.

Para Israel es una victoria rotunda. La eliminación del “enemigo número uno” ayuda al país a sanar el trauma nacional sufrido el 7 de octubre. Podría haber asestado un duro golpe a la moral del grupo terrorista palestino y contribuir al cese de las hostilidades en Gaza.

Yahya Sinwar

El Estado judío, única democracia occidental auténtica en Oriente Medio (criticada por el progresismo políticamente correcto en Europa, que confunde la defensa de los civiles palestinos con la de un grupo terrorista yihadista que utiliza a los civiles como escudos humanos) está ganando su guerra por la supervivencia. Ya ha eliminado al anterior número 1 de Hamás, Ismail Haniyé, en Teherán. En Beirut mató al líder supremo de Hezbollah, Hassan Nasrallah, y a los 20 miembros de la dirección del movimiento chiita, que como Hamás quiere destruir a Israel y a todos los judíos. 

El Estado judío está luchando por su supervivencia. Exitosamente. Diezmó las fuerzas de Hamás en Gaza. Está alejando de su frontera con el Líbano a los milicianos de Hezbolá, que desde hace dos años, sin provocación, bombardean cada dia ciudades y pueblos del norte de Israel: 60.000 desplazados. Hamás y Hezbolá, escondidos detrás de civiles palestinos y libaneses, dispararon más de 15.000 misiles y drones contra ciudades israelíes.

Con la ayuda de Estados Unidos, Jerusalén está reduciendo la influencia de Irán en la región, debilitando o destruyendo a sus aliados chiítas en el Líbano y a sus aliados suníes en Gaza.

Y da una lección de coraje y determinación al resto de Occidente, por debilidad o falta de un liderazgo político inteligente incapaz de contener el crecimiento del yihadismo en Oriente Medio y África. Como lo demuestran la huida el rabo entre las piernas de la OTAN en Afganistán, abandonado a los fanáticos talibanes asesinos de la libertad, y la desastrosa campaña en Siria, que hoy sería un califato islámico en manos de los carniceros del ISIS sin la intervención de Rusia e Irán.

Vivo, en huida, muerto…

Desde Europa llegan muchas advertencias de Poncio Pilato. Siguiendo el ejemplo del francés Emanuel Macron, que después de haber propuesto hacer la guerra a Rusia, la primera potencia nuclear del planeta, enviando tropas a Ucrania, ahora critica a Israel por defenderse de los ataques de Hezbollah. Cuando en realidad el Estado judío está haciendo cumplir la resolución de la ONU que impone la desmilitarización de la zona de amortiguamiento en el Líbano a lo largo de la frontera. Una resolución que los 10.000 soldados de la ONU del Finul nunca han echo respectar a Hezbolà.

Y en Ucrania también son los “malos”, los rusos ahora demonizados en Occidente por la mayoría de los gobiernos y los medios de comunicación, quienes están ganando la guerra. A pesar de los cientos de miles de millones sacados de los bolsillos de los contribuyentes europeos y americanos y entregados a Kiev para prolongar una guerra absurda. Renunciando a construir escuelas, hospitales, carreteras y haciendo que los salarios y las pensiones sean más dignos ante el aumento vertiginoso del coste de la vida provocado precisamente por la guerra.

TRUMP O HARRIS? – El destino de estos dos grandes conflictos podría depender ahora del resultado de las elecciones presidenciales estadounidenses. Trump, que tiene buenas relaciones con el presidente ruso Vladimir Putin. prometió que pondrá fin a la guerra en Ucrania “en 48 horas”. “Rusia nunca ha tenido un presidente más respetado”, dijo, añadiendo que si hubiera sido presidente de Estados Unidos hace dos años, la guerra en Ucrania no habría comenzado. También criticó a Zelensky: “no debería haber dejado que comenzara la guerra”. Trump también parece apoyar más a Israel. Sin embargo, es probable que si Harris gana, la línea de Biden continúe. Lo que nos ha llevado a la peligrosa situación actual

UN AÑO DESPUÉS DE LOS HORRORES DEL 7 DE OCTUBRE ISRAEL LUCHA EN TODOS LOS FRENTES… ¿GANAR O MORIR?

10/06/24 – Es una guerra abierta. Por primera vez desde su creación, tras el genocidio de los judíos en la Alemania nazi, Israel está luchando por sobrevivir. En todos los frentes. En el Líbano contra Hezbolá, en Gaza y Cisjordania contra Hamás, en Yemen contra los Hutíes, en Irak contra las milicias chiítas. Y contra el Irán de los ayatolás y la Siria del aleví Bashar el Assad. Para el Estado judío es ganar o morir. Las masacres perpetradas por Hamás el 7 de octubre de 2023, las horrendas violaciones, torturas y los secuestros, marcaron un punto de inflexión para Israel, creado tras el genocidio nazi de seis millones de judíos. Mientras el mundo miraba para otro lado. Israel fue fundado en la antigua tierra prometida de Palestina para garantizar un refugio seguro a todos los judíos del mundo, después de dos milenios de persecución, autos de fe, humillaciones, masacres. Israel sobrevivió a las guerras convencionales de los Seis Días y del Kipur en 1967 y 1973, provocadas por sus vecinos árabes. Y los ganó. Humillando a Egipto, Siria y Jordania. Pero, no se había enfrentado a la crueldad y el odio mostrados por los miles de milicianos de Hamas y los cientos de civiles palestinos en Gaza, que con ellos han atacado a la población civil del sur de Israel. Matar, violar, mutilar, humillar. Un odio feroz por parte de un movimiento yihadista sunita y sus seguidores, que quieren la destrucción de Israel y de los judíos. El 7 de octubre, Hamas adoptó el desprecio por la humanidad demostrado en Siria e Irak por ISIS. Fue la masacre de judíos más grande y despiadada (1.200 muertos, 240 secuestrados arrastrados a los túneles de Gaza) desde el Holocausto nazi.

Para Israel fue una pesadilla, un trauma nacional. Que por primera vez infundió el miedo a ser destruido. El 7 de octubre desató un ataque concéntrico contra el Estado judío por parte de todos aquellos que, cercanos al archienemigo iraní, quieren su destrucción. Mientras las Idf luchaban en Gaza para erradicar a Hamás, miles de misiles, drones y dispositivos de todo tipo disparados desde el Líbano, Yemen, Irak, Siria e Irán cayeron sobre el estado judio. Israel ahora debe ganar, eliminando a los enemigos que quieren su destrucción, o morir. Después de un año de guerra, el aparato militar de Hamás está, si no destruido, muy reducido. Su líder, Yahya Sinwar, sigue prófugo. Sin embargo, no se descarta que haya muerto en un túnel de Gaza en los bombardeos israelíes de los últimos días. Ahora Tsahal pretende destruir a otro enemigo peligroso, el chií Hezbollah, el aliado mas cercano de Teherán. En dos semanas, Israel eliminó a los 20 comandantes del “partido de Dios”, incluido el líder supremo Nasrallah. Ahora está presionando para retirar a los milicianos a 30 kilómetros de la frontera. Desde donde hasta ahora han lanzado miles de misiles contra las comunidades del norte de Israel (60.000 desplazados), y también hacia Tel Aviv y Jerusalén. Sin su eficaz “cúpula de hierro” antimisiles, hoy habría miles de muertes más en Israel.

Hezbollah es un hueso mucho más difícil de romper que Hamas. También es el gran aliado de Teherán. Juntos, los milicianos chiítas libaneses e iraníes, con el ejército sirio y la ayuda de Rusia, defendieron al aleví (chií) Bashar el Assad e impidieron a victoria en Siria de los islamo-nazis suníes del ISIS. Quien, apoyado por los Hermanos Musulmanes, Turquía y Qatar, quería instaurar la dictadura de un califato islámico en Damasco. Por supuesto, los conflictos fronterizos con Hamás y Hezbolá son sólo la punta del iceberg del lejano enfrentamiento entre Teherán y Jerusalén. La guerra latente por aliados interpuestos de los últimos veinte años ha entrado ahora en una nueva fase, de conflicto directo. Irán ya ha disparado cientos de misiles contra Israel dos veces en los últimos meses. Jerusalen prepara una respuesta, probablemente muy dura. Lo más absurdo es que hasta hace seis años Irán recuperaba relaciones normales con Occidente gracias a los acuerdos nucleares. Sin embargo, fueron rotos por el entonces presidente estadounidense Donald Trump, bajo la presión del mundo sunita. Y Teherán relanzó el programa para construir la bomba atómica (hoy podría fabricar tres) y dio luz verde a sus aliados Hamás y Hezbolá contra Israel. El aislamiento de Rusia deseado por Occidente con la absurda guerra en Ucrania ha aumentado aún más la tensión.

Sin duda, la situación corre un alto riesgo de degenerar en una guerra regional. Mucho dependerá del tamaño de la respuesta de Israel contra Irán, de las posteriores represalias de Teherán. Y de la espiral que podrían desencadenar. Un elemento da esperanzas de una evolución contenida. El odio de los sunitas hacia los chiítas y viceversa. En el ultimo ataque de misiles iranis algunos paises sunitas los han destruidos. El ayatolá Jamenei, el dinosaurio “líder supremo” de Irán, ha lanzado un llamamiento al mundo musulmán para una especie de guerra santa contra Israel. Sin embargo, parece poco probable que las potencias suníes, aparte quizás de la Turquía del sultán Erdogan, salgan al campo contra Israel, junto con sus odiados primos chiítas…

UN ANNO DOPO GLI ORRORI DEL 7 OTTOBRE, ISRAELE LOTTA SU TUTTI I FRONTI! VINCERE O MORIRE?

6/10/24 – È guerra aperta. Per la prima volta dalla sua creazione all’indomani del genocidio degli ebrei nella Germania nazista, Israele lotta per sopravvivere. Su tutti i fronti. In Libano contro Hezbollah, a Gaza e in Cisgiordania contro Hamas, nello Yemen contro gli Houtis, in Iraq contro le milizie sciite. E contro l’Iran degli ayatollah e la Siria dell’alevita Bashar el Assad. Per lo stato ebraico è vincere o morire. Le stragi perpetrate da Hamas il 7 ottobre 2023, gli orrendi stupri, le torture, i sequestri, hanno segnato una svolta per Israele, creato dopo il massacro nazista di sei milioni di ebrei. Mentre il mondo guardava da un’altra parte. Israele è stato fondato nell’antica terra promessa di Palestina per garantire un rifugio sicuro a tutti gli ebrei del mondo, dopo due millenni di persecuzioni, autodafé, umiliazioni, eccidi.

Israele ha superato le guerre convenzionali dei Sei Giorni e del Kippour nel 1967 e nel 1973, provocate dai suoi vicini arabi. E le ha vinte. Sconfiggendo e umiliando Egitto, Siria, Giordania. Ma allora non era stato confrontato con la crudeltà e con l’odio mostrato dalle migliaia di miliziani di Hamas e dalle centinaia di civili palestinesi di Gaza che con loro si erano scagliati contro la popolazione civile del sud di Israele. Uccidendo, violentando, mutilando, torturando. Un odio feroce da parte di un movimento jihadista sunnita e dei suoi seguaci, che vogliono la distruzione di Israele e degli ebrei. Il 7 ottobre Hamase ha adottato lo sprezzo dell’umanità dimostrato in Siria e Iraq dall’Isis. È stata la più grande e spietata strage di ebrei – 1.200 morti, 240 rapiti trascinati nei tunnel di Gaza – dall’Olocausto nazista.

Per Israele è stato un incubo, un trauma nazionale. Che ha per la prima volta instillato il timore di poter essere distrutto. Il 7 ottobre ha scatenato un attacco concentrico contro lo stato ebraico di tutti coloro che, vicini all’arcinemico iraniano, vogliono la sua distruzione. Mentre l’Idf combatteva a Gaza per sradicare Hamas, su Israele sono caduti migliaia di missili, droni, ordigni di ogni tipo sparati dal Libano, dallo Yemen, dall’Iraq, dalla Siria, dall’Iran. Israele ormai deve vincere, eliminando i nemici che vogliono la sua distruzione, o morire. Dopo un anno di guerra l’apparato militare di Hamas è, se non distrutto, molto ridimensionato. Rimane a piede libero il suo capo Yahya Sinwar. Non è escluso però sia stato ucciso in un tunnel a Gaza dai bombardamenti israeliani degli ultimi giorni. Ora Tsahal punta a distruggere un altro pericoloso nemico, l’Hezbollah sciita, stretto alleato di Teheran. In due settimane Israele ha eliminato tutti i 20  comandanti del ‘partito di Dio’, compreso il capo supremo Nasrallah. Ora spinge per allontanare i miliziani a 30 km dalla frontiera. Da dove finora hanno lanciato migliaia di missili contro le comunità del nord di Israele (60.000 sfollati), ma anche verso Tel Aviv e Gerusalemme. Senza la sua efficace ‘cupola dI ferro’ anti missili, in Israele ci sarebbero oggi altre migliaia di morti.

Hezbollah è un osso ben più duro di Hamas. È anche l’alleato più vicino di Teheran. Insieme, i miliziani sciiti libanesi e iraniani, con l’esercito siriano, e l’aiuto della Russia, hanno difeso l’alevita (sciita) Bashar el Assad e impedito una vittoria in Siria degli islamo-nazisti sunniti dell’Isis. Che appoggiati dai Fratelli Musulmani, da Turchia e Qatar, volevano istituire a Damasco la dittatura di un califfato islamico. Certo, i conflitti di frontiera con Hamas e Hezbollah sono solo la punta dell’iceberg dello scontro a distanza fra Teheran e Gerusalemme. La guerra latente per alleati interposti degli ultimi vent’anni è entrata ora in una nuova fase, di conflitto diretto. L’Iran ha sparato già due volte negli ultimi mesi centinaia di missili contro Israele. Che prepara una risposta, probabilmente molto dura. La cosa più assurda è che fino a sei anni fa l’Iran stava recuperando rapporti normali con l’Occidente grazie agli accordi sul nucleare. Rotti però dall’allora presidente Usa Donald Trump, su pressione del mondo sunnita. Cosi Teheran ha rilanciato Il programma per la realizzazione della bomba atomica (sarebbe in grado di fabbricarne tre) e ridato via libera ai suoi alleati Hamas e Hezbollah contro Israele. L’isolamento della Russia voluto dall’Occidente con l’assurda guerra di Ucraina ha alzato ulteriormente la tensione.

La situazione certo è ad alto rischio di degenerare in guerra regionale. Molto dipenderà dalla dimensione della risposta di Israele contro l’Iran, della successiva ritorsione di Teheran. E dalla spirale che potrebbero innescare. Un elemento fa sperare in una evoluzione contenuta. L’odio dei sunniti verso gli sciiti, e viceversa. L’ayatollah Khamenei, dinosauro ‘guida suprema’ iraniana, ha lanciato un appello, per una specie di guerra santa contro Israele, al mondo musulmano.  Sembra tuttavia poco probabile che le potenze sunnite, a parte forse la Turchia del sultano Erdogan, scendano in campo contro Israele, al fianco degli odiati cugini sciiti…

Pedro Sanchez, Maduro, Salvini, Erdogan, giustizia politica? Presto, magistrati robot imparziali! 

18/9/24 – Giudici contro. Contro il governo, in Italia, le opposizioni in Venezuela o in Turchia, in difesa del potere nella Spagna post-franchista. La dea bendata si toglie la benda per intervenire nella politica. Una deriva che, con gradi molto diversi di intensità, colpisce paesi come Spagna, Venezuela, Italia, Turchia. Non solo le dittature.  E se la soluzione del problema venisse dalla Intelligenza Artificiale Evolutiva? Una Giustizia dei Robot intelligenti di ultimissima generazione, fra 20/30 anni, capace di vera imparzialità, immune da corruzione, derive politiche. Insomma di cui gli umani possano fidarsi.

(La Giustizia, caricatura P. Moreno)

Il Venezuela del caudillo Nicolás Maduro, è un chiaro esempio di una giustizia agli ordini del potere. Dopo le ultime presidenziali vinte dal candidato dell’opposizione Edmundo Gonzlez i magistrati si sono scatenati contro chi denunciava il furto del voto. Arresti di massa, violenze, repressione, sotto la ‘legalità’ di un apparato giudiziario di regime. González ha dovuto fuggire in Spagna per evitare il carcere. Per ritorsione la giustizia di regime ha fatto arrestare due turisti spagnoli, accusati di essere agenti dei servizi segreti di Madrid. La Turchia è un altro esempio di una giustizia agli ordini di un potere autoritario. Quello del ‘sultano’ Erdogan, da 25 anni inamovibile premier/presidente islamico del paese. Molti magistrati sono diventati il braccio armato delle epurazioni volute da Erdogan dopo il golpe da operetta del 2016, pretesto per lanciare una epurazione politica su larga scala. Togliendo di mezzo 4.500 dei 14.500 giudici e procuratori turchi, rimossi, incriminati, arrestati. “Ogni altra atrocità e forma di oppressione è stata resa possibile grazie alla scelleratamente astuta mossa di epurare il potere giudiziario”, accusa l’ex-magistrato Yavud Sydin.  Sono finiti in manette anche centinaia di giornalisti, dirigenti politici,  sindaci, , avvocati, universitari. Oltre a 30 mila funzionari e militari. La Nato, di cui la Turchia fa parte, e l’Europa hanno guardato da un’altra parte. 

(caricatura, le purghe di Erdogan dopo il golpe)

La deriva di una giustizia politicizzata non è una esclusiva dei regimi autoritari. In Italia, negli ultimi 30 anni giudici di sinistra hanno smantellato con ‘Tangentopoli’ il potere democristiano-socialista che aveva governato il paese dalla fine della guerra. Poi si sono accaniti sul nuovo leader del centro destra Silvio Berlusconi. Ora nel mirino c’è il capo della Lega e vicepremier Matteo Salvini, allora ministro degli interni, per avere impedito nel 2019 come prevedeva la legge lo sbarco di 147 migranti a bordo della nave dell’ong di Barcellona Open Arms. I pm di Palermo chiedono che venga condannato a sei anni di carcere per “sequestro di persona”. Una condanna di Salvini potrebbe fare cadere il governo di centro destra della premier Meloni. 

(Sanhez e la moglie Begonia Gomez, caricatura Garcia Moran)

In Spagna le derive di una giustizia post franchista, in difesa del potere centrale, hanno fatto finire in carcete per due anni i ministri del Governo indipendentista catalano che nel 2017 aveva convocato un referendum sull’indipendenza. Ora parte della magistratura rifiuta di applicare la legge di amnistia degli indipendentisti incriminati nel 2017, formalmente approvata dal parlamento di Madrid. Mentre il premier socialista Pedro Sanchez beneficia di una difesa a oltranza di procura e avvocatura dello stato contro un giudice ostinato – di cui chiedono la ricusazione – nella vicenda privata che vede imputati per presunto traffico di influenza e corruzione sua moglie e suo fratello.  Insomma la giustizia degli uomini sembra sempre più vulnerabile a difetti e fragilità umani: parzialità, obbedienza al potere, senso di onnipotenza, interessi privati. L’esplosione della Intelligenza Artificiale ci avvia sembra, fra 20/30 anni, verso un mondo dominato dai robot super intelligenti e evolutivi. Per l’imparzialità della giustizia potrebbe non essere un male.

Pedro Sánchez, Maduro, Salvini, Erdogan, ¿justicia política? ¡Rapido por favor, jueces robot imparciales!

15/09/24 – Jueces contra. Contra el gobierno, en Italia, la oposición en Venezuela o Turquía, en defensa del poder en la España posfranquista. La diosa con los ojos vendados se quita la venda para intervenir en la política. Una deriva que, con muy distintos grados de intensidad, afecta paises como España, Venezuela, Italia y Türkiye. No solo dictaduras. ¿Y si la solución al problema viniera de la mano de la Inteligencia Artificial? Una Justicia de última generación de los robots inteligentes, en 10/20 años. Capaz paz de una verdadera imparcialidad, inmune a la corrupción y a la deriva política. Una justicia en la que los humanos puedan confiar.

Venezuela del caudillo Nicolás Maduro es un claro ejemplo de justicia a las órdenes del poder. Después de las últimas elecciones presidenciales ganadas por el candidato opositor Edmundo González los magistrados arremetieron contra quienes denunciaban el robo del voto. Detenciones masivas, violencia, represión, bajo la ‘legalidad’ del aparato judicial del régimen. González tuvo que huir a España para evitar la cárcel. En represalia, la justicia del régimen detuvo a dos turistas españoles, acusados de querer matar Maduro. 

(caricatura Paresh, Erdogan y el golpe)

Turquía es otro ejemplo de justicia bajo las órdenes de un poder autoritario. El ‘sultán’ Erdogan, inamovible primer ministro/presidente islámico suní del país durante 25 años. Muchos magistrados se han convertido en el brazo armado de las purgas ordenadas por Erdogan tras el golpe de opereta de 2016. Pretexto para lanzar una represion política a gran escala. Con la destitucion de 4.500 de los 14.500 jueces y fiscales turcos, despedidos, acusados,  detenidos. “Todas las demás atrocidades y formas de opresión fueron posibles gracias a la perversa y astuta medida de purgar el poder judicial” acusa el ex magistrado Yavud Sydin. Cientos de periodistas, dirigentes políticos, alcaldes, abogados, profesores universitarios también acabaron esposados. Además de 30 mil funcionarios y soldados. La OTAN, de la que Turquía es miembro, y Europa miraron para otro lado.

(La Justicia, caricatura P. Moran)

La tendencia hacia la justicia politizada no es exclusiva de los regímenes autoritarios. En Italia durante los últimos 30 años jueces de izquierda han desmantelado con ‘Tangentopoli’ el poder cristiano-demócrata/ socialista que había gobernado el país desde el final de la guerra. Luego se volvieron contra el nuevo líder del centro derecha Silvio Berlusconi. Ahora el jefe de la Liga y viceprimer ministro Matteo Salvini, entonces ministro del Interior, está siendo criticado por haber impedido en 2019 el desembarco de 147 inmigrantes a bordo del barco de la ONG barcelonesa Open Arms, como exigia la ley. La fiscalía de Palermo pide que se le condene a seis años de prisión por “secuestro”. Una condena de Salvini podría derribar el gobierno de centroderecha del primer ministro Meloni.

En España, las derivas de una justicia posfranquista – en defensa del poder central – han llevado  en prison por dos años, a los ministros del gobierno independentista catalan que en 2017 había convocado un referéndum sobre la independencia. Y ahora una parte del poder judicial se niega a aplicar la ley de amnistía para los independentistas acusados en 2017, aprobada formalmente por el Parlamento de Madrid. Mientras que el presidente socialista Pedro Sánchez se beneficia de una defensa total por parte de la fiscalía y los abogados del Estado contra un juez obstinado – cuya recusación piden- en el asunto privado en el que se acusa a su esposa y a su hermano de presunto tráfico de influencias y corrupción.

(caricatura Garcia Moran, Pedro Sanchez y su esposa Begona Gomez)

En resumen, la justicia humana parece cada vez más vulnerable a los defectos y fragilidades humanas: parcialidad, vulnerabilidad al poder, sentido de omnipotencia, intereses privados. La explosión de la Inteligencia Artificial podria conducirnos, dentro quizas  20 o 30 años, hacia un mundo dominado por robots superinteligentes y evolutivos. Para la imparcialidad de la justicia esto podría no ser algo malo.

LAS LOCAS MENTIRAS DE URSULA Y MACRON. ¿QUIEREN LA GUERRA? DÉMOSLES UN CASCO Y QUE VAYAN A COMBATIR. RUSIA NO ES NUESTRA ENEMIGA – EN SIRIA MATANZA DE CENTENARES DE ALAWIS.

8/3/25 – “S’il faut donner son sang, allez donner le vôtre, vous êtes bon apôtre Monsieur le Président”. Cantaba hace un siglo el genial Boris Vian en Le déserteur… (“Si hay que derramar sangre, vaya a dar la suya, señor presidente, es un buen apóstol”). La canción parece escrita, con cien años de antelación, para el pequeño Napoleón de París, Emmanuel Macron, y los demás líderes europeos, que de nuevo intentan arrastrarnos a una Tercera Guerra Mundial. Justo cuando la paz en Ucrania está al alcance de la mano, gracias a Donald Trump y Vladimir Putin. Después de haber alimentado durante tres años con nuestro dinero una guerra absurda e inútil, que ya ha costado la vida a cientos de miles de jóvenes rusos y ucranianos, ahora Macron y compañía intentan impedir que termine. Con mentiras criminales. Que quizás algún día los lleven ante un tribunal. Ojalá.

acron y Ursula von der Leyen han lanzado proclamas bélicas: Europa está en peligro, Rusia es el enemigo y debemos armarnos para hacerle la guerra. Mentiras comparables a las de George Bush cuando proclamaba que Saddam Hussein tenía “armas de destrucción masiva”. Una farsa inmensa. Bush invadió Irak, causando cientos de miles de muertos, en su mayoría civiles. Desestabilizando Oriente Medio y provocando una explosión del terrorismo yihadista sunita. ¿Y las famosas armas de destrucción masiva? Ninguna. ¡Nunca existieron! Otra mentira. Si la Corte Penal Internacional fuera algo serio, debería haber actuado contra Bush, y no contra Putin y Netanyahu, que defienden los intereses vitales de sus países. Y contra Macron y los demás líderes europeos que quieren prolongar la masacre en Ucrania y arrastrar a sus países a una guerra, quizás nuclear.

Con el igualmente insensato proyecto de gastar otros 800.000 millones de euros, quitándolos de escuelas, sanidad, pensiones, en un “rearme” inútil y absurdo. Cuando en 2024 el gasto militar de los países de la UE y de los europeos de la OTAN (Turquía, Reino Unido, Noruega) alcanzó los 719.000 millones de dólares, un 56 % más que el de Rusia, 461.000 millones. Además, según un estudio del Observatorio de la Universidad del Sagrado Corazón de Roma, una parte del gasto ruso se destina a reponer las pérdidas sufridas en Ucrania, y no a aumentar su potencial bélico. En cambio, el europeo crece cada año. Y no hay ninguna necesidad de los 800.000 millones de Ursula. Una maniobra que esconde intenciones ocultas: reforzar los poderes de la tecnocracia de la UE, y por lo tanto los suyos, para von der Leyen. Y para Macron, dándose una nueva legitimidad como líder militar, cuando su popularidad en Francia está en mínimos históricos.

Sin embargo, algunos mantienen la sangre fría. Como el primer ministro húngaro Orbán, que ha rechazado los planes belicistas de Ursula y Macron. O el viceprimer ministro italiano Salvini, que ha calificado a Macron de “loco”. “Mientras el mundo quiere la paz, Macron y algunos otros en Europa hablan de bombas, aviones, misiles y tanques”. Macron ya ha llevado a Francia al borde de la quiebra, con una deuda pública de 3,3 billones de euros. Los franceses quieren que se vaya. Pero él se aferra al sillón e intenta resistir hasta 2027, apostando ahora por una testosterónica huida hacia adelante. La propuesta bélica es una burla para los ciudadanos europeos. Que ya han sufrido gravemente las consecuencias de la guerra, que ha empobrecido a las clases modestas, medias y a los jubilados. Mientras ha enriquecido a especuladores, multinacionales, lobbies de armas y bancos. Desde el inicio de la guerra, los europeos han hecho de todo para prolongarla. Pero, salvo Orbán, nunca han propuesto una tregua.

Sin embargo, ahí siguen Trump y Putin, decididos a alcanzar la paz e imponerla en Ucrania. A pesar de la histeria bélica de algunos europeos. Tras la decisión de Trump de bloquear la ayuda militar e inteligencia a Kiev, el régimen ucraniano no podrá resistir más de unas pocas semanas. A pesar de las puestas en escena de Macron.

SIRIA, ATROCIDADES CONTRA LOS ALAWITAS, LOS YIHADISTAS MASACRAN A FAMILIAS ENTERAS, INCLUSO A NIÑOS, MONTONES DE CADÁVERES EN LA CALLE. CENTENARES DE MUERTOS

En lugar de hablar de hacer la guerra a Putin, Europa haría mejor en defender a las minorías del nuevo régimen yihadista sirio, cercano al ‘sultán’ turco Erdogan. En Latakia, a orillas del Mediterráneo, desde hace dos días se está llevando a cabo una masacre de civiles alawitas por parte de las “fuerzas de seguridad” del nuevo régimen yihadista sunita. Han ssido masacrados a sangre fria ya más de mas de 700 civiles. Fuentes locales informan de violaciones y atrocidades. «Están matando a familias enteras. Incluso a niños. Les disparan a sangre fría. Hay montones de cadáveres en las calles», dijo un residente de Banias, cerca de Latakia. mediante crueles ejecuciones, características de Al Qaeda e ISIS. De donde provienen los nuevos amos de Damasco. A quienes Turquía intentaba vender como “moderados”.

Jhadistas sirios del Isis como eran antes y ahora vestidos de soldados

Los alawitas/alevitas (10 % de la población) son la rama más tolerante y liberal del islam, cercana al chiismo. Por eso son odiados por los nazi-yihadistas como “herejes” y “blasfemos”. Y también por pertenecer a la misma comunidad del expresidente Assad. El régimen del nuevo “jefe de Estado” al Sharaa (antes conocido como al Julani cuando era de Al Qaeda) había prometido no atacar a las minorías. Una promesa que duró pocos dí

Los alawitas, sobre todo, pero también los cristianos, llevan semanas siendo objeto de violencia y persecución. “Al Julani se había quitado la jellabah y se había puesto traje y corbata para parecer moderado”, acusa el ministro de Asuntos Exteriores israelí, Israel Katz. “Ahora se ha quitado la máscara y muestra su verdadero rostro: es un terrorista yihadista de la escuela de Al Qaeda que comete atrocidades contra la población civil alawita”. Después de los yazidíes, masacrados por miles por el Isis (y miles de mujeres violadas y vendidas como esclavas sexuales) hace diez años, ahora son los alewitas las víctimas de los mismos nazi-jihadistas, que sólo han cambiado de colores, poniéndose el uniforme de la policía y el ejército sirios. Pero dispuestos a emplear la misma ferocidad

Una tragedia que debería recordar a los muy mediocres líderes europeos – pensando también, en el Día de la Mujer, en lo que sufren las mujeres en el “Emirato” talibán en Afganistán – que el enemigo no es Rusia, sino la incontenible expansión del islamismo salafista en Europa y en sus fronteras.

Mujeres de Afghaniastan

LE FOLLI MENZOGNE DI URSULA E MACRON. VOGLIONO LA GUERRA? DIAMOGLI UN ELMETTO E VADANO A COMBATTERE. LA RUSSIA NON È NOSTRA NEMICA – MASSACRO ALAWITI IN SIRIA, PILE CADAVERI IN STRADA

8/3/25 – “S’il faut donner son sang, allez donner le vôtre, vous êtes bon apôtre Monsieur le Président”. Cantavava un secolo fa il geniale Boris Vian in “Le désrteur”..(“Se bisogna versare il sangue, andate a dare il vostro Signor Presidente, siete buon apostolo”). La canzone sembra scritta, in anticipo di 100 anni, per il Napoleoncino di Parigi Emanuel Macron e gli altri leader europei, che di nuovo cercano di trascinarci in una Terza Guerra Mondiale. Proprio quando la pace in Ucraina è a portata di mano, grazie a Donald Trump e Vladimir Putin. Dopo avere alimentato per tre anni con i nostri soldi una guerra assurda e inutile, costata già la vita a centonaia di migliaia di giovani russi e ucraini, ora Macron e soci cercano di impedire che finisca. Con menzogne criminali. Che forse un giorno li porteranno davanti a un tribunale. Speriamolo.

Macron e Ursula Von der Layen hanno lanciato proclami bellici: l’Europa è in pericolo, la Russia è il memico e dobbiamo armarci per farle la guerra. Bugie comparabili con quelle di George Bush quando proclamava che Saddam Hussein aveva “armi di distruzione di massa”. Un fake immenso. Bush invase l’Iraq facendo centinaia di migliaia di morti, civili soprattutto. Destabilizzando il Medio Oriente provocando una esplosione del terrorismo jihadista sunnita. E le famose armi di distruzione di masa? Nessuna! Non erano mai esistite! Un’altra bugia. Se la Corte Penale Internazionale fosse una cosa seria, avrebbe dovuto prendersela con Bush, e non con Putin e Netanyahu, che difendono gli interessi vitali dei loro paesi. E con Macron e gli altri leader europei che vogliono prolungare il massacro in Ucraina e trascinare i propri paesi in guerra, forse nucleare.

EUROPA SPENDE IN ARMI 56% PIU’ DELLA RUSSIA – Con il disegno altrettanto folle di spendere altri 800 miliardi di euro, togliendoli a scuole, sanità, pensioni,  in un inutile e assurdo “riarmo”. Quando nel 2024 la spesa militare dei paesi Ue e degli europei Nato (Turchia, Regno Unito, Norvegia) ha raggiunto 719 miliardi di dollari, un 56% più di quella russo, 461 miliardi. Inoltre, come rileva uno stufio dell’ Osservatorio dell’Università del Sacro Cuore di Roma, una parte della spesa russa serve a sostituire le perdite subite in Ucraina, e non aumenta il suo potenziale bellico. Quello europeo invece aumenta ogni anno. E non c’è nessun bisogno degli 800 miliardi di Ursula. Una manovra che nasconde intenzioni nascoste. Rafforzare i poteri della tecocraxia Ue, e quindi i suoi, per Von der Layen. Darsi una nuova legittimità da condottiere militare per Macron, ai minimi storici di popolarità in Francia. Qualcuno però mantiene il sangue freddo. Come il premier ungherese Orban, che ha respinto i piani guerrieri di Ursula e Macron. Il vicepremier italiano Salvini, che ha dichiarato “matto” Macron.  “Mentre il mondo vuole la pace Macron e qualcun altro in Europa parlano di bombe, di aerei di missili, di carri armati”. Macron già ha portato la Francia sul bordo del fallimento, com un debito pubblico di 3.300 miliardi. I francesi vogliono che se ne vada. Ma lui si aggrappa alla poltrona e crrca di resistere fino al 2027, tentando ora una  testosteronica fuga in avanti

La proposta bellica prende in giro i cittadini europei. Che già hanno subito pesantamente le conseguenze della guerra, che ha impoverito le classi modeste, medie, i pensionati. Arricchendo speculatori, multinazionali, lobby delle armi, banche. Dall’inizio della guerra gli europei hanno fatto di tutto per prolungarla. Ma, a parte Orban, non hanno mai proposto una tregua. Ci sono però sempre  Trump e Putin, decisi a raggiungere la pace e  imporla in Ucraina. Nonostante la isteria bellica di alcuni europei. Dopo la  decisione di Trump di bloccare gli aiuti militari e di intelligence a Kiev, il regime ucraino non potrà reggere più di qualche settimana Nonostante le sceneggiate di Macron.

– SIRIA, ATROCITÁ CONTRO GLI ALAWITI, JIHADISTI MASSACRANO FAMIGLIE INTERE, ANCHE I BAMBINI, PILE CADEVERI IN STRADA. CENTINAIA I MORTI

I jihadisti siriani dell’Isis, ora vestiti da asoldati siriani

Invece di parlare di fare la guerra a Putin, l’Europa farebbe meglio a difendere le minoranze dal nuovo regime jihadista siriano, vicino al ‘sultano’ turco Erdogan. A Latakia, sulle rive d Mediterraneo, è in corso da due giorni un massacro di civili alawiti da parte delle ‘forze di sicurezza’ del nuovo regime jihadista sunnita. Fonti locali riferiscono di stupri e atrocità. “Stanno uccidendo famiglie intere. Anche i bambini. Gli sparano a sangue freddo. Ci sono pile di cadaveri per strada” ha racconta un abitante di Banias, vicino a Latakia. Sono stati uccisi già più di 700 civili. Alcuni in crudeli esecuzioni, caratteristiche di Al Qaia e Isis. Da cui provengono i nuovi padroni di Damasco. Che la Turchia cercava di vendere come ‘moderati’. Gli alawiti/aleviti (10% della popolazione) sono il ramo più tollerante e liberale dell’Islam,vicino allo Sciismo. Per questo sono odiati dai nazi-jihadisti como ‘eretici’ e ‘blafemi’. E anche per appartenere alla stessa comunità dell’ex-presidente Assad. Il regime del neo ‘capo dello stato’ al Sharaa (‘al Julani quando era di Al Qaida) aveva promesso di non prendersela con le minoranze. Una promessa che ha retto pochi giorni. Gli Alawiti soprattutto, ma anche i cristiani sono da settimane oggetto di violenze e persecuzioni.  Dopo gli Yazidis, massacrati a migliaia dall’Isis (e migliaia di donne violentate e vendute come schiave sessuali) dieci anni fa, ora sono gli alewiti le vittime degli stessi nazi-jihadisti, che solo hanno cambiato casacca, mettendosi l’uniforme della polizia e dell’esercito siriani. Ma pronti a usare la stessa ferocia.

“Al Julani si era tolta la jellabah e si era messo giacca e cravatta per sembrare moderato, accusa il ministro degli esteri osraeliano Israel Katz. “Ora si è tolto la maschera e mostra il suo vero volto: è un terrorista jihadista della scuola di al Qaida che commette atrocità contro la popolazione civile alawita”. Una tragedia che dovrebbe ricordare ai molto mediocri leader europei – pensando anche, nel giorno delle donne, a quello che subiscono le donne nel ‘Emirato’ talibano in Afghanistan – che il nemico non è la Russia ma l’incontenibile espansione dell’islamismo salafita in Europa e ai suoi conf

TRUMP REPRENDE A ZELENSKY, ¿FIN DE LA GUERRA PARA MAYO? ¿PERO LA UE ESTÁ REALMENTE GOBERNADA POR LOCOS?

1/3/25 – ¡Grande Trump! ¿Pero por qué Europa no puede tener un líder como él? Ciertamente anárcoide, temperamental, brusco, emotivo, poco sofisticado, quizás incluso rudo, políticamente incorrecto, pero lleno de sentido común y decidido a hacer los intereses de América y de los estadounidenses. Donald T. escribió una página antológica en el Despacho Oval de la Casa Blanca, poniendo en su lugar en pocos minutos a Zelensky, un personaje creado artificialmente como una especie de Robin Hood (con Putin en el papel del Sheriff de Nottingham) gracias a tres años de propaganda occidental y de genuflexiones de los dirigentes europeos. Que, al contrario de Trump, han actuado en estos años a expensas y en contra de los intereses de sus propios ciudadanos. Ahora, después de que Trump se dispone a congelar la ayuda militar a Ucrania para imponer la paz, hablan de desbloquear 800.000 millones de euros para armamento y ayuda a Kiev! Siempre sacados de los bolsillos de los contribuyentes europeos, a quienes nadie ha pedido s opinión. La UE esté gobernada por locos?

Después de tres años de una guerra absurda e inútil, la más estúpida del siglo, provocada por la administración Biden, Trump está trabajando con Putin para poner fin al conflicto. Que ha costado inútilmente la vida de cientos de miles de jóvenes rusos y ucranianos. Y cientos de miles de millones sacados de los bolsillos de los contribuyentes europeos y estadounidenses, tirados por la ventana para prolongar una guerra imposible de ganar contra la primera superpotencia nuclear del mundo. Los dirigentes europeos se han alineado con Biden, provocando el empobrecimiento de sus propios ciudadanos, renunciando a construir escuelas, hospitales, carreteras, garantizar pensiones dignas. Y asegurando ganancias astronómicas para la industria armamentística, los especuladores, los bancos y las aseguradoras. ¿Locura? ¿Incompetencia total? Putin y Rusia han sido demonizados, trastornando los equilibrios internacionales en una nueva Guerra Fría impulsada por Occidente para humillar a Moscú. Y apuntalar el dominio del dólar en los mercados internacionales. Putin ha sido acusado por dirigentes europeos, contra toda lógica, de querer invadir los países bálticos, Alemania, Polonia y así sucesivamente… en resumen, el mundo entero. ¿Estupidez? ¿Manipulación? ¿Locura?

Olvidando que Rusia salvó a Europa del nazismo, sacrificando millones de sus jóvenes por nuestra libertad.. Y que en el momento de la disolución de la URSS, Occidente había prometido a Moscú respetar sus necesidades vitales de seguridad, no acercando la OTAN a sus fronteras. Una promesa traicionada a lo grande. Desde entonces, nada menos que 16 países, uno más cercano que otro a las fronteras rusas, han sido incorporados a la OTAN. El último debía ser Ucrania. La entrada de Kiev significaba para Rusia tener los misiles de la Alianza Atlántica en sus fronteras, apuntando a Moscú. Esta vez Putin dijo “no”. Primero amenazó, concentrando tropas, pensando que esto haría respetar las promesas. Luego, prácticamente fue obligado a la guerra. Que sirvió, ya que estaba en ello, para recuperar las tierras rusas de Ucrania. Si él hubiera estado en la Casa Blanca, “esta guerra nunca habría comenzado”, dijo Trump a Zelensky. Más atento a los intereses estadounidenses que los líderes europeos a los de sus propios ciudadanos, Trump había impuesto a Kiev compartir con EE.UU. la explotación de las Tierras Raras ucranianas. Para reembolsar a Estados Unidos parte de los 350 mil millones regalados a Zelensky por la administración Biden para alimentar la guerra. El acuerdo debía firmarse el viernes durante la reunión en la Casa Blanca. Pero Zelensky impuso condiciones que enfurecieron a Trump: más armas para continuar la guerra y que Washington garantizara la seguridad de Ucrania contra Moscú. Exigencias rechazadas tajantemente por Trump. “No tienes las cartas para hacerte el duro”, le dijo el estadounidense. “No quieres la paz, quieres continuar la guerra”, “estás jugando con la Tercera Guerra Mundial”.

Duras verdades, a las que el ucraniano no ha estado acostumbrado en estos tres años, alabado como un idiota útil por sus interlocutores occidentales. Pero rusos y estadounidenses ya están negociando el fin de los combates. Sin ucranianos y sin europeos. El acuerdo podría cerrarse para mayo. “Te convendrá aceptarlo, o nosotros nos retiraremos”, advirtió Trump. Y sin la ayuda estadounidense, Ucrania colapsaría “en dos semanas”. No serán ciertamente los europeos, a pesar de los proclamas testosterónicos de Macron y compañía, quienes salvarán a Kiev. No pueden permitírselo. Además, las grietas en el bloque europeo se están ampliando. La UE apenas es autosuficiente en el plano militar bajo la protección estadounidense en la OTAN. En 2024 gastó 547,5 mil millones de euros en defensa, el 1,95% del PIB. Sin EE.UU. necesitaría el 5%. Otros 800 mil millones (sin contar el coste de Ucrania). Que nadie quiere (ni puede) gastar para salvar la silla de Zelensky, que, con toda probabilidad, desaparecerá con el fin de la guerra. Una consecuencia del fin del conflicto podría ser la pérdida definitiva de importancia, ya iniciada, de Europa en el mundo. Un enano político y un elefante comercial. Sobre todo, si, como parece, Trump promoverá un triunvirato de superpotencias, una nueva Yalta a tres, EE.UU., Rusia, China, para dirigir el mundo. Sin los muy mediocres locos europeos.

TRUMP BACCHETTA ZELENSKY, FINE GUERRA PER MAGGIO? MA L’UE È DAVVERO GOVERNATA DAI PAZZI?

1/3/25 – Grande Trump! Ma perchè l’Europa non può avere un leader come lui? Certo anarcoide, umorale, brusco, emotivo, poco sofisticato magari anche rozzo, politicamente scorretto ma pieno di buon senso e deciso a fare gli interessi dell’America e degli americani.  Donald T. ha scritto una pagina di antologia nello Studio Ovale della Casa Bianca, ridimensionando in pochi minuti Zelensky, un personaggio creato artificialmente come una specie di Robin Hood (con Putin nel ruolo di Sceriffo di Nottingham) da tre anni di propaganda  occidentale e di genuflessioni dei dirigenti europei. Che al contrario di Trump, hanno agito in questi tre anni a spese e contro gli interessi dei propri cittadini. E ora, dopo che Trump si accinge a congelare gli aiuti militari all’Ucraina per imporre la pace, parlano di sbloccare 800 miliardi di euro per gli armamenti e gli aiuti a Kiev. Presi sempre nelle tasche dei contribuenti europei, dsi cui nessuno ha chiesto il parere. Per portare avanti la guerra! Ma l’Ue è essere governata dai pazzi? 

Dopo tre anni di guerra assurda e inutile, la più stupida del secolo, provocata dalla amministrazione Biden, Trump sta lavorando con Putin per porre fine al conflitto. Costato inutilmente la vita di centinaia di migliaia di giovani russi e ucraini. E centinaia di miliardi presi nelle tasche dei contribuenti europei ed americani, buttati dalla finestra per prolungare are una guerra impossibile da vincere contro la prima superpotenza nucleare del mondo.  I dirigenti europei si sono allineati su Biden, provocando l’impoverimento dei propri cittadini, la rinuncia a costruire scuole, ospedali, strade, garantire pensioni degne. E assicurando guadagni stellari per l’industria delle armi, gli speculatori, le banche e assicurazioni. Follia? Totale incompetenza? Putin e la Russia sono stati demonizzati, stravolgendo gli equilibri internazionali in una nuova Guerra Fredda voluta dall’Occidente per umiliare Mosca. E puntellare il dominio del dollaro sui mercati internazionali. Putin è stato accusato da dirigenti europei, contro ogni logica, di voler invadere i paesi baltici, la Germania, la Polonia, e via dicendo… insomma il mondo intero. Stupidità? Manipolazione? Pazzia?

Dimenticando che la Russia ha salvato l’Europa dal nazismo, sacrificando milioni dei suoi giovani. E che al momento dello scioglimento dell’Urss l’Occidente aveva promesso a Mosca di rispettare le sue esigenze vitali di sicurezza, non avvicinando la Nato ai suoi confini. Una promessa  tradita alla grande. Da allora ben 16 paesi, uno più vicino dell’altro alle frontiere russe, sono stati fatti entrare nella Nato. L’ultimo doveva essere l’Ucraina. L’entrata di Kiev significava per la Russia avere i missili dell’Alleanza Atlantica sulle proprie frontiere, puntati su Mosca. Putin questa volta ha detto ‘no’. Prima ha minaccciato. Ammassando truppe. Pensando che questo avrebbe fatto rispettare le promesse. Poi è stato praticamente costretto alla guerra. Che è servita, già che c’era, per recuperare le terre russe d’Ucraina. Se ci fosse stato lui alla Casa Bianca, “questa guerra non sarebe mai iniziata” ha detto Trump a Zelinsky.

Più attento agli interessi americani che i leader europei a quelli dei propri cittadini, Trump aveva imposto a Kiev di condividere con gli Usa lo sfruttamento delle Terre Rare ucraine. Per rimborsare agli Stati Uniti parte dei 350 miliardi regalati a Zelinsky dall’amministrazione Biden, per alimentare la guerra. L’accordo doveva essere firmato venerdi durante l’incontro alla Casa Bianca. Ma Zelinsky ha posto delle condizioni che hanno fatto infuriare Trump: più armi per continuare la guerra e che Washingto garantisca la sicurezza dell’Ucraina contro Mosca. Richieste seccamente respinte da Trump. “Non hai le carte per fare il duro” ha detto l’americano. “Non vuoi la pace, vuoi continuare la guerra”, “giochi con la Terza Guerra Mondiale”. Dure verità, che l’ucraino non è stato abituato a sentire in questi tre anni da osannato utile idiota dei suoi

interlocutori occidentali. Ma russi e americani stanno già negoziando la fine dei combattimenti. Senza ucraini e senza europei. L’accordo potrebbe essere concluso per maggio. “Ti converrà accettarla, o noi ci chiameremo fuori” ha avvertito Trump. E senza gli aiuti americani l’Ucraina crollerebbe “in due settimane*. Non saranno certo gli europei, nonostante i proclami testosteronici di Macron e compagni, a salvare Kiev. Non possono permetterselo. Inoltre le fessure si allargano nello schieramento europeo. L’Ue è a malapena autosufficiente sul piano militare con la protezione americana nella Nato. Ha speso nel 2024 547,5 miliardi di euro per la difesa, l’1,95 % del Pil. Senza gli Usa avrebbe bisogno del 5%. Altri 800 miliardi (senza contare l’Ucraina). Che nessuno vuole (e può) spendere, per salvare la poltrona a Zelensky. Che con ogni probabilità uscirà di scena con la fine della guerra.  Una conseguenza della fine del conflitto potrebbe essere la definitiva perdita di importanza, già iniziata, dell’Europa nel mondo. Nano politico e elefante commerciale. Soprattutto se come sembra, Trump promuoverà un triumvirato delle superpotenze, una nuova Yalta a tre, Usa,, Russia, Cina, per dirigere il mondo. Senza i molto mediocri pazzi europei. 

HUMILIÉE, L’EUROPE PAYE 3 ANNÉES D’HYSTÉRIE TESTOSTÉRONIQUE. POUR POUTINE ET TRUMP ELLE NE COMPTE PLUS. VERS UNE NOUVELLE YALTA?

17/2/25 – Le roi est nu. Trump arrive, et enfin tout le monde s’en rend compte: l’Europe peut sembler un géant économique, mais elle reste un nain politique. Après trois ans d’hystérie guerrière absurde en Ukraine sous les ordres de l’administration américaine de Joe Biden, déterminée à humilier à tout prix la Russie, première superpuissance nucléaire mondiale, le retour de Donald Trump à la Maison-Blanche aurait dû ramener les dirigeants européens à la réalité. Mais ce n’est pas gagné. Logiquement, le président américain a immédiatement renoué le dialogue avec Vladimir Poutine—stupidement marginalisé et diabolisé par l’Occident sous Biden—excluant les Européens et le président ukrainien Zelensky des négociations. Des négociations qui doivent mettre fin à la guerre la plus absurde du siècle. Une guerre qui n’aurait jamais commencé si Trump avait été au pouvoir et si l’Europe et les États-Unis avaient respecté les promesses faites à Moscou lors de la dissolution de l’ex-URSS : empêcher que les lance-missiles de l’OTAN n’atteignent un jour la frontière russe. Une ligne rouge. Il y a trois ans, Poutine exigeait le respect de ces engagements : la neutralité de l’Ukraine et la garantie qu’elle n’entrerait jamais dans l’OTAN. Raillé par les États-Unis, l’UE et l’OTAN, il a choisi de faire justice lui-même et de défendre les intérêts stratégiques de la Russie.

En trois ans, qu’a fait l’UE, née des cendres de l’Allemagne nazie avec l’engagement de ses pères fondateurs que la guerre ne revienne “plus jamais” en Europe ? A-t-elle œuvré pour une solution négociée ? A-t-elle tenté d’éteindre l’incendie en imposant un embargo sur les armes ? Non, au contraire, en s’alignant sur Biden, elle a jeté de l’huile sur le feu, alimentant une guerre stupide et sanglante avec des armes, une propagande massive (faisant croire que Poutine voulait embraser tout le continent) et des milliards d’euros ponctionnés sur les contribuables. Une guerre qui a coûté la vie à des centaines de milliers de jeunes Russes et Ukrainiens. Pour quoi ? Une guerre inutile. Pire encore, un boomerang. La Russie ne pouvait pas la perdre. Au contraire, Moscou a décidé de récupérer les régions russophones d’Ukraine à la frontière avec la Russie. Seule la Hongrie d’Orbán, suivie ensuite par la Slovaquie, a tenté d’arrêter l’hystérie européenne, menée par le nouveau petit Napoléon de l’Élysée, Macron.

Le moment des comptes a sonné. Trump a mis fin à la folie collective. Il a parlé avec Poutine, le “méchant” du moment, lapidé par la presse militarisée européenne. En ignorant le soutien quasi unanime des Russes à la campagne en Ukraine. Tous fascistes bellicistes ? Une forme de racisme collectif anti-russe, une Guerre froide mal digérée. Les insultes et agressions verbales ont fusé. La dernière en date ? Le président italien Mattarella, qui s’est permis de comparer la Russie au Troisième Reich nazi, suscitant l’indignation de Moscou. Une comparaison honteuse, quand on pense que la Russie a payé le plus lourd tribut parmi les Alliés, avec 25 millions de morts, pour la libération de l’Europe. Sans cet immense sacrifice humain, aujourd’hui nous défilerions au pas de l’oie dans un Quatrième Reich européen.

Mais tout change désormais. Aux dépens des dirigeants européens incompétents, qui n’ont jamais demandé à leurs électeurs s’ils étaient d’accord pour offrir des centaines de milliards au régime ukrainien corrompu, au détriment des hôpitaux, des écoles, des infrastructures ou de retraites plus décentes. Tout en risquant une terrifiante Troisième Guerre mondiale nucléaire. Trump et Poutine avancent vers une nouvelle Yalta. Un sommet entre les deux se tiendra prochainement en Arabie saoudite, précédé d’une réunion des ministres des Affaires étrangères. Sans interlocuteurs européens. Et sans Zelensky, qui depuis trois ans joue le rôle de “l’idiot utile” aux mains de Biden. L’accord de paix qu’ils imposeront reconnaîtra très probablement en grande partie les raisons de la Russie. Et il marquera le début d’une nouvelle détente entre les grandes puissances, proches dans leur nouvelle vision stratégique du monde : plus autoritaire et moins engluée dans le politiquement correct. Surtout, centrée sur la défense des intérêts vitaux des trois superpuissances. La Chine sera probablement associée à cette nouvelle Yalta.

La Russie récupérera son espace vital aux marges de ses frontières avec l’Ukraine, qui n’entrera pas dans l’OTAN. Et peut-être qu’un jour, comme l’évoque Trump, elle retournera à la Russie, dont elle fut le berceau national et religieux. Dans cette même logique, le président américain envisage d’étendre l’influence des États-Unis avec une possible absorption du Groenland, une reprise d’influence sur le canal de Panama et (l’ex ?) golfe du Mexique, ou encore une (très) hypothétique adhésion du Canada comme 51ᵉ État de l’Union. La Chine pourrait se rapprocher de la récupération de Taïwan. Pendant ce temps, Israël et la Turquie néo-ottomane d’Erdogan s’affirmeront comme grandes puissances régionales aux portes de l’Europe. Tout cela dans un monde en pleine révolution, poussé par l’Intelligence Artificielle, et de plus en plus tripolaire, au détriment de l’UE. Marginalisée comme jamais. Une Europe au seuil de l’irrélèvance. Qui, en sacrifiant (au profit de la Russie, de la Chine et de la Turquie) ses intérêts stratégiques traditionnels en Afrique, au Moyen-Orient et en Amérique latine, paye le prix de sa politique guerrière suicidaire des trois dernières années. Une Europe qui ne pourra peut-être se relever qu’en se débarrassant des Macron, Schulz ou Sánchez—de plus en plus menacé par les scandales de corruption et les chantages du petit Napoléon catalan Puigdemont—et en les remplaçant par de véritables hommes d’État.

HUMILIATED EUROPE PAYS FOR 3 YEARS OF TESTOSTERONE HYSTERIA, FOR PUTIN AND TRUMP IT NO LONGER MATTERS, THEY WANT A NEW YALTA

17/2/25 – The king is naked. Trump arrives, and finally, everyone realizes it: Europe may seem like an economic giant, but it remains a political dwarf. After three years of absurd war hysteria following the orders of Joe Biden’s American administration regarding Ukraine—determined to humiliate Russia, the world’s leading nuclear superpower, at all costs Donald Trump’s return to the White House should have brought European leaders back to reality. But that’s not guaranteed. Logically, the American president immediately reestablished dialogue with Vladimir Putin—stupidly marginalized and demonized by the West under Biden—cutting out the Europeans and Ukrainian President Zelensky from negotiations. A negotiation that must put an end to the most absurd war of the century. A war that would never have started if Trump had been in power and if Europe and the U.S. had kept the promises made to Moscow at the time of the dissolution of the former USSR: preventing NATO missile launchers from ever reaching Russia’s borders. A red line. Three years ago, Putin demanded that these commitments be respected: Ukraine’s neutrality and a guarantee that it would never join NATO. Mocked by the U.S., the EU, and NATO, he opted to take justice into his own hands and defend Russia’s strategic interests.

In these three years, what has the EU done? An institution born from the ashes of Nazi Germany, with its founding fathers pledging that “never again” would war return to Europe? Has it pushed for a negotiated solution? Tried to put out the fire with an arms embargo? No. On the contrary, by aligning with Biden, it threw fuel on the flames, fueling a stupid and bloody war with weapons, massive propaganda (making people believe that Putin wanted to set the entire continent on fire), and billions of euros taken from taxpayers’ pockets. A war that has cost the lives of hundreds of thousands of young Russians and Ukrainians. And for what? It was pointless. Worse, a boomerang. Russia could not lose it. On the contrary, Moscow decided to reclaim the Russian-speaking regions of Ukraine bordering Russia. Only Hungary, with Orbán, and later Slovakia, tried to stop Europe’s hysteria, led by the little Napoleon of the Élysée, Macron.

Now it’s time for a reckoning. Trump has stopped the collective madness. He spoke with Putin—the latest ‘villain’ stoned by Europe’s militarized press—ignoring the near-unanimous support of the Russian people for the campaign in Ukraine. Are they all fascist warmongers? A form of collective anti-Russian racism, a Cold War hangover. Insults and verbal attacks were abundant. The latest came from Italian President Mattarella, who dared to compare Russia to the Nazi Third Reich, provoking outrage in Moscow. A disgraceful comparison, considering that Russia paid the highest price among the Allies with 25 million dead for the liberation of Europe. Without this immense human sacrifice, today we would be goose-stepping in the European Fourth Reich. But now everything is changing. At the expense of incompetent European leaders. Who never asked their voters if they agreed to gift hundreds of billions to the corrupt Ukrainian regime, giving up hospitals, schools, infrastructure, and decent pensions while also risking a terrifying nuclear World War III. Trump and Putin are moving toward a new Yalta. A summit between the two will soon take place in Saudi Arabia, preceded by a meeting of foreign ministers. Without European representatives. And without Zelensky, who for three years has been the ‘useful idiot’ in Biden’s hands. The peace agreement they will likely impose will largely recognize Russia’s reasons. And will mark the beginning of a new détente among the great powers, who share a strategic vision of the world—more authoritarian and less mired in political correctness. Above all, focused on defending the vital interests of the three superpowers. China will likely be part of this new Yalta.

Russia will regain its strategic buffer zones on its borders with Ukraine, which will not join NATO. And perhaps, as Trump suggests, one day it will return to Russia, of which it was the national and religious cradle. Similarly, the American president envisions expanding U.S. influence with the possible absorption of Greenland, regaining influence over the Panama Canal and (former?) Gulf of Mexico, or even the (very hypothetical) accession of Canada as the 51st state of the Union. China could move closer to reclaiming Taiwan. Meanwhile, Israel and Erdogan’s neo-Ottoman Turkey will establish themselves as major regional powers at Europe’s doorstep. All this in a world undergoing a rapid revolution, driven by Artificial Intelligence, and becoming increasingly tripolar at the expense of the EU. Marginalized more than ever. Europe stands at the threshold of irrelevance, having sacrificed its strategic interests in Africa, the Middle East, and Latin America to the benefit of Russia, China, and Turkey. Only by getting rid of Macron, Schulz, or Sánchez—who is increasingly threatened by corruption scandals and the blackmail of Catalonia’s little Napoleon, Puigdemont—and replacing them with real statesmen, might Europe have a chance to recover.

EUROPA UMILIATA PAGA TRE ANNI DI ISTERIA TESTOSTERONICA, PER PUTIN E TRUMP NON CONTA PIU’ NULLA, VOGLIONO UNA NUOVA YALTA.

17/2/25 – Il re è nudo. Arriva Trump, e finalmente tutti se ne accorgono: l’Europa può sembrare un gigante economico, ma rimane un nano politico. Dopo tre anni di assurda isteria guerriera agli ordini sull’Ucraina dell’amministrazione americana di Joe Biden, determinata a umiliare ad ogni costo la Russia, prima superpotenza nucleare mondiale, il ritorno di Donald Trump alla Casa Bianca dovrebbe riportato i leader europei al senso delle realtà. Ma non è scontato. Logicamente il presidente americano ha subito riallacciato il dialogo con Vladimir Putin – stupidamente marginalizzato e diabolizzato dall’Occidente in versione Biden – tagliando fuori gli europei e il presidente ucraino Zelensky dal negoziato. Che deve porre fine alla guertra più assurda del secolo. Che non sarebbe mai iniziata se Trump fosse stato al potere e se Europa e Usa avessero mantenuto le promesse fatte a Mosca al momento dello scioglimento dell’ex-Urss. Impedire che i lancia-missili della Nato potessero un giorno arrivare alla frontiera della Russia. Una linea rossa. Putin tre anni fa esigeva il rispetto degli impegni: la neutralità dell’Ucraina e la garanzia che non entrasse mai nella Nato. Preso in giro da Usa, Ue e Nato, ha optato per farsi giustizia da solo. E difendere gli interessi strategici della Russia.

“MAI PIU’?” – In tre anni l’Ue, nata sulle ceneri della Germania nazista e sull’impegno dei padri fondatori di fare in modo che “mai più” la guerra potesse tornare in Europa, cosa ha fatto? Ha spinto per una soluzione negoziata? Ha cercato di spegnere l’incendio, con un embargo sulle armi? No, al contrario, allineandosi su Biden ha gettato benzina sul fuoco, alimentando con armi, propaganda massiccia (facendo credere che Putin voleva mettere a fuoco e fiamme tutto il continente), e miliardi di euro presi nelle tasche dei contribuenti, una guerra stupida e sanguinosa. Costata la vita a centinaia di migliaia di giovani russi e ucraini. Per di più inutile. Anzi un boomerang. La Russia non poteva perderla. Al contrario, già che c’era, Mosca ha deciso di recuperare le regioni russe dell’Ucraina al confine con la Russia. Solo l’Ungheria di Orban e poi la Slovacchia, hanno cercato di fermare l’isteria europea, pilotata dal nuovo Napoleoncino dell’Eliseo, Macron. 

Ora è giunto il momento della resa dei conti. Trump ha fermato la follia collettiva. Ha parlato con Putin, il ‘cattivo’ di turno lapidato dalla stampa militarizzata europea. Ignorando il sostegno quasi unanime dei russi per la campagna in Ucraina. Tutti fascisti guerrafondai? Una forma di razzismo collettivo anti-russo, da Guerra Fredda mal digerita. Insulti e aggressioni verbali si sono sprecati. L’ultimo, il presidente italiano Mattarella, che si è permesso di paragonare la Russia con il Terzo Reich nazista. Suscitando lo sdegno di Mosca. Un paragone vergognosa, se si pensa che la Russia ha pagato con 25 milioni di morti, il tributo in assoluto più alto fra gli alleati, la liberazione dell’Europa. Senza questo immenso sacrificio umano, oggi sfileremmo al Passo dell’Oca, nel Quarto Reich Europeo.  Ma ora tutto cambia. A spese degli incompetenti leader europei. Che non hanno mai chiesto ai loro elettori se erano d’accordo per regalare centinaia di miliardi al regime corrotto ucraino rinunciando a ospedali, scuole, infrastrutture o a pensioni più decenti, rischiando anche una terrificante Terza Guerra Mondiale nucleare.

NUOVA YALTA – Trump e Putin si avviano verso una nuova Yalta. Un vertice fra i due si terrà in Arabia Saudita a breve. Preceduto da una riunione fra ministri degli esteri. Senza interlocutori europei. E senza Zelensky, da tre anni ‘utile idiota’ nelle mani di Biden.  L’accordo di pace che imporranno con ogni probabilità riconoscerà in buona parte le ragioni della Russia. E darà il via a una nuova distensione fra i Grandi. Vicini nella nuova visione strategica del mondo. Più autoritaria. E meno insabbiata nel politicamente corretto. Soprattutto nella difesa degli interessi vitali delle tre superpotenze. Alla nuova Yalta probabilmente sarà associata anche la Cina. La Russia recupererà lo spazio vitale ai margini delle proprie frontiere con l’Ucraina. Che non. entrerà nella Nato. E un giorno magari, ipotizza Trump, tornerà alla Russia, di cui è stata la culla nazionale e religiosa. Nella stessa ottica il presidente americano ha in mente l’estensione di quelli americani con il possibile assorbimento della Groenlandia, il recupero dell’influenza sul Canale di Panama e (l’ex?) Golfo del Messico, o la (molto) ipotetica adesione del Canada come 51mo stato dell’Unione. La Cina potrebbe avvicinarsi al recupero di Taiwan. Mentre Israele e la Turchia neo-ottomana di Erdogan si affermeranno come grandi potenze regionali ai confini dell’Europa. Tutto questo in un mondo in rapidissima rivoluzione, sotto la spinta dell’Intelligenza Artificiale, e sempre di più tripolare, a spese dell’Ue. Marginalizzata più che mai. Che paga la assurda politica guerriera suicida degli ultimi tre anni, sacrificando (a beneficio di Russia, Cina e Turchia) i propri interessi strategici tradizionali in Africa, Medio Oriente e America Latina. Insomma, una Europa sulle soglie dell’irrilevanza. Che solo sbarazzandosi dei vari Macron, Schulz o Sanchez – sempre più minacciato dagli scandali di corruzione e dai ricatti del picccolo Napoleone catalano Puigdemont – sostituiti da veri statisti, forse potrà risollevarsi.

EUROPA HUMILLADA PAGA TRES AÑOS DE HISTERIA TESTOSTERÓNICA, PARA PUTIN Y TRUMP YA NO CUENTA NADA, QUIEREN UNA NUEVA YALTA

17/2/25 – “El rey está desnudo”. Llega Trump, y finalmente todos se dan cuenta: Europa puede parecer un gigante económico, pero sigue siendo un enano político. Después de tres años de absurda histeria belicista siguiendo órdenes de la administración estadounidense de Joe Biden sobre Ucrania, decidida a humillar a toda costa a Rusia, la primera superpotencia nuclear mundial, el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca debería haber devuelto a los líderes europeos al sentido de la realidad. Pero no es seguro. Lógicamente, el presidente estadounidense ha restablecido de inmediato el diálogo con Vladimir Putin, estúpidamente marginado y demonizado por Occidente bajo la administración Biden, excluyendo a los europeos y al presidente ucraniano Zelensky de la negociación. Que debe poner fin a la guerra más absurda del siglo. Una guerra que nunca habría comenzado si Trump hubiera estado en el poder y si Europa y EE.UU. hubieran mantenido las promesas hechas a Moscú en el momento de la disolución de la ex-URSS: impedir que los lanzamisiles de la OTAN llegaran algún día a la frontera con Rusia. Una línea roja. Hace tres años, Putin exigía el respeto de estos compromisos: la neutralidad de Ucrania y la garantía de que nunca entraría en la OTAN. Burlado por EE.UU., la UE y la OTAN, optó por hacer justicia por su cuenta y defender los intereses estratégicos de Rusia.

“NUNCA MAS”? En estos tres años, ¿qué ha hecho la UE, nacida de las cenizas de la Alemania nazi con el compromiso de sus padres fundadores de que la guerra “nunca más” volvería a Europa? ¿Ha presionado por una solución negociada? ¿Ha intentado apagar el fuego con un embargo de armas? No, al contrario, alineándose con Biden, echó gasolina al fuego, alimentando con armas, propaganda masiva (haciéndonos creer que Putin quería incendiar todo el continente) y miles de millones de euros sacados del bolsillo de los contribuyentes, una guerra estúpida y sangrienta que costó la vida a cientos de miles de jóvenes rusos y ucranianos. Una guerra inútil. Un verdadero boomerang. Rusia no podía perderla. Al contrario, ya que estaba, Moscú decidió recuperar las regiones rusas de Ucrania en la frontera con Rusia. Solo Hungría, con Orbán, y luego Eslovaquia intentaron frenar la histeria europea, pilotada por el nuevo pequeño Napoleón del Elíseo, Macron.

Ahora ha llegado el momento de rendir cuentas. Trump ha detenido la locura colectiva. Ha hablado con Putin, el ‘malvado’ de turno lapidado por la prensa militarizada europea. Ignorando el apoyo casi unánime de los rusos a la campaña en Ucrania. ¿Todos fascistas belicistas? Un tipo de racismo colectivo anti-ruso, una Guerra Fría mal digerida. Los insultos y agresiones verbales no han faltado. El último, el presidente italiano Mattarella, se atrevió a comparar a Rusia con el Tercer Reich nazi, provocando la indignación de Moscú. Una comparación vergonzosa, considerando que Rusia pagó con 25 millones de muertos, el tributo más alto entre los aliados, la liberación de Europa. Sin ese inmenso sacrificio humano, hoy estaríamos desfilando al paso de la oca en el Cuarto Reich Europeo.

NUEVA YALTA Pero ahora todo está cambiando. A costa de los incompetentes líderes europeos. Que nunca preguntaron a sus electores si estaban de acuerdo en regalar cientos de miles de millones al régimen corrupto ucraniano a costa de hospitales, escuelas, infraestructuras o pensiones más dignas, arriesgando además una aterradora Tercera Guerra Mundial nuclear. Trump y Putin avanzan hacia una nueva Yalta. Una cumbre entre ambos se celebrará pronto en Arabia Saudita, precedida por una reunión de ministros de Asuntos Exteriores. Sin interlocutores europeos. Y sin Zelensky, quien durante tres años ha sido el ‘idiota útil’ en manos de Biden. El acuerdo de paz que probablemente impondrán reconocerá en gran parte las razones de Rusia. Y dará inicio a una nueva distensión entre las grandes potencias, cercanas en la nueva visión estratégica del mundo: más autoritaria y menos atrapada en la corrección política. Sobre todo, centrada en la defensa de los intereses vitales de las tres superpotencias. Probablemente, China también estará asociada a la nueva Yalta.

Rusia recuperará su espacio vital en las fronteras con Ucrania, que no entrará en la OTAN. Y quizás algún día, como sugiere Trump, volverá a Rusia, de la que fue la cuna nacional y religiosa. En la misma línea, el presidente estadounidense tiene en mente la expansión de la influencia estadounidense con una posible absorción de Groenlandia, la recuperación del control sobre el Canal de Panamá y (el ex?) Golfo de México, o la (muy) hipotética adhesión de Canadá como el 51º estado de la Unión. China podría acercarse a la recuperación de Taiwán. Mientras que Israel y la Turquía neo-otomana de Erdogan se consolidarán como grandes potencias regionales en las fronteras de Europa. Todo esto en un mundo en rápida revolución, impulsado por la Inteligencia Artificial, cada vez más tripolar, a expensas de la UE, marginada como nunca antes. Una Europa al borde de la irrelevancia. Que solo deshaciéndose de Macron, Schulz o Sánchez (cada vez más amenazado por escándalos de corrupción y por los chantajes del pequeño Napoleón catalán Puigdemont) y reemplazándolos con verdaderos estadistas, quizás pueda recuperarse.

PRIX NOBEL POUR TRUMP, PAIX IMMÉDIATE AVEC POUTINE. L’IDIOCRATIE EUROPÉENNE HUMILIÉE

12/2/25 – En 2009, le prix Nobel de la paix le plus ridicule de l’histoire a été décerné. Il a été attribué au président américain Barack Obama. Fraîchement élu. Alors qu’il n’avait encore rien fait. Parce que, disait-on, il allait instaurer la paix au Moyen-Orient. Ce qu’il n’a jamais fait. Au contraire, il a financé et armé les guerres en Syrie et en Libye, aidant et finançant les milices jihadistes, y compris les atroces salafistes violeurs et assassins de l’État islamique (ISIS). Officiellement, la motivation disait : « pour ses efforts extraordinaires en faveur du renforcement de la diplomatie internationale et de la coopération entre les peuples ». Vraiment ? Une mascarade. Et une banalité absolue. Mais le premier président noir des États-Unis était déjà une icône à la mode dans les bons salons de la politique européenne. Personne n’a protesté.

Caricature, Trump ignore les éuropéens, pour Poutine

Aujourd’hui, le prochain prix Nobel de la paix devrait logiquement être attribué à l’anti-Obama par excellence. Le haï et craint – surtout dans les bons salons européens – Donald Trump, sanguin et anarchiste, qui est revenu au pouvoir avec une poigne de fer. Il a déjà imposé, lui, une trêve (qui ne tiendra pas, car la pieuvre Hamas est encore vivante et puissante) dans la Grande Guerre de Gaza. Et, à peine quelques semaines après son installation à la Maison-Blanche, Trump a annoncé aujourd’hui avoir convenu, lors d’un long et cordial entretien téléphonique avec Vladimir Poutine, du lancement « immédiat » de négociations pour mettre fin à la guerre la plus absurde du siècle : celle d’Ukraine. Une guerre qui, selon lui, n’aurait jamais éclaté s’il avait été à la Maison-Blanche il y a deux ans, à la place du sénile Joe Biden.

Trump a déjà initié le processus de paix avec Poutine, un acteur clé pour la maîtrise des tensions internationales, que l’Occident, aligné sur Biden, a stupidement diabolisé et isolé au cours des deux dernières années. Alimentant ainsi une guerre insensée aux frais des contribuables américains et européens. Une guerre qui n’aurait jamais éclaté si l’Occident avait respecté les engagements pris avec Moscou lors du démantèlement de l’URSS. À savoir, ne pas permettre l’expansion de l’OTAN jusqu’aux frontières russes. Trump a remis à sa place le président ukrainien Zelensky, cet « idiot utile » utilisé par Biden et les dirigeants européens pour tenter d’humilier le géant russe, première puissance nucléaire mondiale. Zelensky a été transformé par une presse « militarisée » – selon l’ex-leader de Podemos, Iglesias – en une pathétique figure de Robin des Bois de la liberté, à qui l’on a offert des centaines de milliards, toujours prélevés dans les poches des contribuables européens et américains, pour entretenir une guerre insensée et inutile. Une guerre que la Russie ne pouvait de toute façon pas perdre et qui n’intéressait absolument pas l’Union européenne. Mais les dirigeants européens, de Macron à Scholz, trop jeunes pour avoir vécu les horreurs de la Seconde Guerre mondiale, se sont enflammés d’adrénaline et d’un furieux élan guerrier, se transformant en petits Napoléons. Oubliant ainsi de défendre les intérêts de leurs propres citoyens.

Caricature Zelensky

De l’argent jeté par les fenêtres pour une guerre perdue d’avance. Des fonds qui ont surtout servi à nourrir la corruption du régime ukrainien et à accélérer le massacre de centaines de milliers de jeunes Russes et Ukrainiens. Sans oublier l’appauvrissement des classes moyennes européennes et les gains faramineux engrangés par les spéculateurs, les banques et les magnats de l’industrie de l’armement.

Avec Trump, le bon sens revient. Le plan de paix du président américain confirmera en grande partie les revendications de la Russie. Avec un cessez-le-feu le long des lignes actuelles du conflit, la reconnaissance des droits de Moscou sur la Crimée et les régions russophones d’Ukraine, un veto sur l’adhésion de Kiev à l’OTAN, mais un « oui » à son intégration dans l’UE (une manœuvre astucieuse qui affaiblirait un concurrent commercial des États-Unis en absorbant un pays pauvre et hautement problématique). Un véritable boomerang pour l’Europe, perçue par Trump comme une rivale gênante. Toutes ces mesures sont logiques et inévitables, et sans la dangereuse stupidité des dirigeants occidentaux, elles auraient permis d’éviter dès le départ la guerre, la mort de milliers de jeunes des deux pays, l’explosion des prix en Europe et l’appauvrissement constant des classes moyennes. Il n’est d’ailleurs pas anodin que, lors de l’annonce des négociations avec Poutine, Trump ait complètement ignoré et humilié les « petits » Européens, pour négocier avec un interlocuteur qu’il respecte et considère à sa hauteur.

LA RÉVOLUTION TRUMP

À peine arrivé à la Maison-Blanche – et même avant – Trump a immédiatement commencé à transformer la politique et les relations internationales. Qu’on l’aime ou non. Il a propulsé Elon Musk (son successeur potentiel ?) dans une croisade contre la corruption et le gaspillage dans l’administration publique, ce qui devrait restituer des centaines de milliards aux contribuables américains. Il a lancé la fin de l’hystérie destructrice du « politiquement correct », qui contribue aujourd’hui à l’impuissance et au déclin de l’Europe. Face aux nouveaux leaders forts du « nouveau monde » – Trump, Poutine, le sultan néo-ottoman Erdogan, le Chinois Xi Jinping et l’Argentin Javier Milei – qui se partagent déjà le monde au détriment de la vieille Europe.

Trump affirme avec force les intérêts stratégiques des États-Unis. Il détient un pouvoir sans précédent. Et il l’exerce. Il lance des propositions que personne d’autre n’oserait formuler. Mais qui pourraient changer la face du monde. Comme l’idée de « racheter » le Groenland, caverne d’Ali Baba des matières premières et sentinelle stratégique des routes commerciales nordiques, ou encore de prendre le contrôle de la bande de Gaza, en déplaçant une grande partie de sa population (provisoirement ?), en éradiquant définitivement la « tumeur » Hamas et en reconstruisant sur les ruines de la guerre une oasis touristique garantissant la prospérité de ses habitants et la coexistence pacifique entre Israéliens et Palestiniens. Certes, le projet présente d’innombrables difficultés. Trump n’exclut pas non plus de donner son feu vert à une annexion de la Cisjordanie par Israël. Une autre bombe lancée contre le statu quo mondial. Des propositions brutales, politiquement incorrectes, venant d’un homme de pouvoir qui veut l’exercer, mais qui, peut-être, au bout du compte, pourraient mener – à haut risque – à la fin du conflit israélo-palestinien. Et quant au prix Nobel, qui osera le lui refuser… ?

NOBEL PRIZE FOR TRUMP, IMMEDIATE PEACE WITH PUTIN. EUROPEAN IDIOCY HUMILIATED

12/2/25 – In 2009, the most ridiculous Nobel Peace Prize in history was awarded. It went to U.S. President Barack Obama. Newly elected. When he had not yet done anything. Because, it was said, he would bring peace to the Middle East. But he did not. Instead, he financed and armed the wars in Syria and Libya, aiding and funding jihadist militias, including the atrocious, rapist, and murderous ISIS Salafists. Officially, the justification read: “for his extraordinary efforts to strengthen international diplomacy and cooperation between peoples.” Really? A farce. And an absolute banality. But the first black U.S. president was already a trend, an icon in the elite circles of European politics. No one objected.

Now, the next Nobel Peace Prize should logically go to the ultimate anti-Obama. The hated and feared —especially in Europe— fiery and anarchic Donald Trump, who has returned to power with an iron fist. He has already imposed a truce (which won’t last because the Hamas octopus is still alive and strong) in the Great War of Gaza. And just weeks after taking office at the White House, today Trump announced that he had agreed, in a long and cordial phone call with Vladimir Putin, to the “immediate” start of negotiations to end the most absurd war of the century: the one in Ukraine. A war that, according to him, would never have started if he, and not the senile Joe Biden, had been in the White House two years ago.

Trump has already launched the peace process with Putin, a key figure for controlling international tensions, whom the West, aligned with Biden, has foolishly demonized and isolated over the past two years. This has fueled a senseless war at the expense of American and European taxpayers—a war that would never have started if the West had honored the commitments made with Moscow after the dismantling of the USSR. Namely, not allowing NATO’s expansion up to Russia’s borders. Trump has put Ukrainian President Zelensky in his place—the “useful idiot” used by Biden and European leaders to try to humiliate the Russian giant, the world’s first nuclear power. Zelensky has been turned, by a “militarized” press—according to former Podemos leader Iglesias—into a pathetic Robin Hood-style freedom fighter, to whom hundreds of billions have been gifted, always from the pockets of European and American taxpayers, to fuel a senseless and futile war. A war that Russia could not lose and that was of no interest to the European Union. But EU leaders, from Macron to Scholz—too young to have lived through the horrors of World War II—became intoxicated with adrenaline and warrior-like fury, transforming themselves into little Napoleons. Forgetting to protect the interests of their own citizens.

Money thrown out the window for a war lost from the outset. Funds that primarily served to fuel corruption in the Ukrainian regime and accelerate the slaughter of hundreds of thousands of young Russians and Ukrainians. While also impoverishing Europe’s middle classes and ensuring astronomical profits for speculators, banks, and arms industry tycoons.

With Trump, common sense returns. The U.S. president’s peace plan will largely confirm Russia’s claims. With a ceasefire along the current battle lines, recognition of Moscow’s rights over Crimea and the Russian-speaking regions of Ukraine, a veto on Ukraine’s NATO membership, but a “yes” to its accession to the EU (a shrewd move that would weaken a U.S. trade competitor by absorbing a poor and highly problematic country). A boomerang for Europe, which Trump sees as an annoying competitor. All logical and inevitable moves that, without the dangerous stupidity of Western leaders, would have prevented the war, the deaths of countless young men from both countries, the explosion of prices in Europe, and the constant impoverishment of the middle class. It is no coincidence that, in announcing negotiations with Putin, Trump completely ignored and humiliated the “small” Europeans—to negotiate with a figure he respects and considers his equal.

THE TRUMP REVOLUTION

As soon as he arrived at the White House—and even before—Trump immediately began transforming politics and international relations. Whether one likes it or not. He has propelled Elon Musk (his potential successor?) into a crusade against corruption and waste in public administration, which should return hundreds of billions to American taxpayers. He has promoted the end of the destructive hysteria of “political correctness,” which today contributes to Europe’s impotence and decline. Against the new strong leaders of the “new world”—Trump, Putin, the neo-Ottoman sultan Erdogan, the Chinese Xi Jinping, and the Argentine Javier Milei—who are already dividing the world at the expense of old Europe.

Zelinsky caricature

TRUMP’S BOMBSHELLS

Trump forcefully asserts the strategic interests of the United States. He holds unprecedented power in his hands. And he uses it. He makes proposals that no one else would dare put forward. But that could change the face of the world. Like the idea of “buying” Greenland, the Aladdin’s cave of raw materials and now a strategic sentinel for northern trade routes, or taking control of the Gaza Strip, relocating much of its population (temporarily?), permanently eradicating the “tumor” of Hamas, and rebuilding a tourist oasis on the ruins of war to guarantee prosperity for its inhabitants and peaceful coexistence between Israelis and Palestinians. Of course, the project presents infinite difficulties. Trump does not even rule out greenlighting an Israeli annexation of the West Bank. Another bomb thrown at the global status quo. Brutal, politically incorrect proposals from a man who wields power and intends to use it—but which, in the end, might just bring an end—albeit at high risk—to the eternal Israeli-Palestinian conflict. And as for the Nobel Prize—who will dare to deny it to the new most powerful man on the planet…?

pREMIO NOBEL PARA TRUMP, PAZ INMEDIATA CON PUTIN. HUMILLADA LA IDIOTEZ EUROPEA

12/2/25 – En 2009 se otorgó el Premio Nobel de la Paz más ridículo en la historia de los Premios Nobel. Fue concedido al presidente estadounidense Barack Obama. Recién elegido. Cuando aún no había hecho nada. Porque, se decía, iba a lograr la paz en Oriente Medio. Pero no la consiguió. En cambio, financió y armó las guerras de Siria y Libia, ayudando y financiando a las milicias yihadistas, entre ellas los atroces salafistas violadores y asesinos del ISIS. Oficialmente, la justificación decía: “por los esfuerzos extraordinarios en el fortalecimiento de la diplomacia internacional y la cooperación entre los pueblos”. ¿En serio? Una farsa. Y una banalidad absoluta. Pero el primer presidente negro de EE.UU. ya estaba de moda, convertido en ícono en los salones de la política europea. Nadie hizo objeciones.

Ahora, el próximo Premio Nobel de la Paz lógicamente debería concederse al anti-Obama por excelencia. El odiado y temido – sobre todo en los salones europeos – sanguíneo y anárquico Donald Trump, quien ha regresado al poder con puño de hierro. Él sí ha impuesto una tregua (que no durará, porque el pulpo Hamás sigue vivo y fuerte) en la Gran Guerra de Gaza. Y apenas unas semanas después de asumir la Casa Blanca, hoy Trump ha anunciado que ha acordado en una larga y cordial conversación telefónica con Vladímir Putin el inicio “inmediato” de negociaciones para poner fin a la guerra más absurda del siglo: la de Ucrania. Que, según él, nunca habría comenzado si hace dos años él, y no el senil Joe Biden, hubiera estado en la Casa Blanca.

Trump ya ha iniciado el proceso de paz con Putin, un hombre clave para el control de las tensiones internacionales, al que Occidente, alineado con Biden, ha demonizado e aislado estúpidamente en los últimos dos años. Alimentando una guerra absurda a expensas de los contribuyentes estadounidenses y europeos, que nunca habría comenzado si Occidente hubiera cumplido los compromisos adquiridos con Moscú tras el desmantelamiento de la URSS. Es decir, no permitir la expansión de la OTAN hasta las fronteras rusas. Trump ha puesto en su lugar al presidente ucraniano Zelensky, el “idiota útil” utilizado por Biden y los dirigentes europeos para intentar humillar al gigante ruso, la primera potencia nuclear del mundo. Zelensky ha sido transformado por una prensa “militarizada” – según el exlíder de Podemos, Iglesias – en una patética versión de Robin Hood de la libertad, a quien se le han regalado cientos de miles de millones de dólares sacados del bolsillo de los contribuyentes europeos y estadounidenses para alimentar una guerra insensata e inútil. Una guerra que Rusia, en cualquier caso, no podía perder y que, además, no interesaba en absoluto a la Unión Europea. Pero los líderes europeos, desde Macron hasta Scholz, demasiado jóvenes para haber vivido los horrores de la Segunda Guerra Mundial, se han inflamado de adrenalina y de un furor guerrero, transformándose en pequeños Napoleones. Olvidando defender los intereses de sus propios ciudadanos. Dinero tirado por la ventana para una guerra perdida desde el principio. Fondos que sirvieron sobre todo para alimentar la corrupción del régimen ucraniano y acelerar la masacre de cientos de miles de jóvenes rusos y ucranianos. Además de empobrecer a las clases medias europeas y garantizar ingresos faraónicos a especuladores, bancos y magnates de la industria armamentística.

Con Trump vuelve el sentido común. El plan de paz del presidente de EE.UU. en gran parte confirmará las razones de Rusia. Con un alto el fuego en las líneas actuales del conflicto, el reconocimiento de los derechos de Moscú sobre Crimea y las regiones rusas de Ucrania, un veto a la adhesión de Kiev a la OTAN, y un “sí” en cambio a su ingreso en la UE (una jugada astuta que debilitaría a un competidor comercial de EE.UU., al absorber un país pobre y ultra problemático). Un bumerán para Europa, vista por Trump como una molesta rival. Todas son medidas lógicas e inevitables que, sin la peligrosa estupidez de los líderes occidentales, habrían permitido evitar desde el principio la guerra, la muerte de innumerables jóvenes de ambos países, el aumento de los precios en Europa y el empobrecimiento constante de las clases medias. No es casualidad que, al anunciar las negociaciones con Putin, Trump haya ignorado y humillado completamente a los “pequeños” europeos, para negociar con un personaje a quien respeta y considera a su altura.

REVOLUCIÓN TRUMP

Apenas llegado a la Casa Blanca, e incluso antes, el magnate ya ha comenzado a transformar la política y las relaciones internacionales. Guste o no. Ha impulsado a Elon Musk (¿su posible sucesor?) en una cruzada contra la corrupción y el despilfarro en la administración pública, que debería devolver cientos de miles de millones de dólares a los bolsillos de los contribuyentes estadounidenses. Ha promovido el fin de la histeria destructiva del “correccionismo político”, que hoy contribuye a la impotencia y decadencia de Europa. Frente a los nuevos líderes fuertes del “nuevo mundo”, como Trump, Putin, el sultán neo-otomano Erdogan, el chino Xi Jinping o el argentino Javier Milei, que ya se están repartiendo el mundo a expensas de la vieja Europa.

LA BOMBA DE TRUMP

Trump reafirma con fuerza los intereses estratégicos de Estados Unidos. Tiene un poder sin precedentes en sus manos. Y lo usa. Lanza propuestas que nadie más se atrevería a hacer. Pero que podrían cambiar la faz del mundo. Como la de “comprar” Groenlandia, la cueva de Alí Babá de las materias primas y ahora un punto estratégico clave en las rutas del norte, o la de tomar el control de la Franja de Gaza, trasladando a gran parte de su población (¿provisionalmente?), erradicando definitivamente el “tumor” de Hamás, y reconstruyendo sobre las ruinas de la guerra un oasis turístico que garantice la prosperidad de sus habitantes y la paz entre israelíes y palestinos. Claro, el proyecto presenta dificultades infinitas. Trump incluso contempla dar luz verde a una anexión de Cisjordania por parte de Israel. Otra bomba lanzada sobre el statu quo mundial. Propuestas brutales, políticamente incorrectas, de un hombre con poder, que quiere ejercerlo, pero que tal vez, al final, podrían llevar – con alto riesgo – al fin del eterno conflicto israelí-palestino. Y el Nobel, ¿quién se atreverá a negárselo al nuevo hombre más poderoso del planeta…?

PREMIO NOBEL A TRUMP, SUBITO PACE CON PUTIN. UMILIATA L’IDIOZIA EUROPEA

12/2/25 – Nel 2009 venne assegnato il Nobel per la Pace più ridicolo della storia appunto dei Premi Nobel. Andò al presidente americano Barak Obama. Appena eletto. Che ancora non aveva fatto nulla. Perchè, si diceva, avrebbe fatto la pace in Medio Oriente. Che non fece. Invece finanziò e armò le guertre di Siria e Libia, aiutando e finanziando le milizie jihadiste, fra cui gli atroci salafiti violentatori e massacratori dell’Isis. Ufficialmente la motivazione diceva “per gli sforzi straordinari nel rafforzare la diplomazia internazionale e la cooperazione fra i popoli”. Ma no? Una pagliacciata. E una banalità assoluta. Ma il primo presidente Usa di colore era già di moda, icona nei salotti buoni della politica europea. Nessuno fece obiezioni..

Ora il prossimo Nobel per la Pace logicamente dovrebbe andare all’anti-Obama. per eccellenza. L’odiato e temuto – sempre nei salotti buoni europei – sanguigno e anarcoide Donald Trump, tornato al potere con pugno di ferro. Lui si, ha già imposto una tregua (che non reggerà, perchè la piovra Hamas è ancora viva e forte) nella Grande Guerra di Gaza. E a poche settimane dall’insediamento alla Casa Bianca, oggi Trump ha annunciato di avere concordato in una lunga e cordiale telefonata con Vladimir Putin, l’avvio “immediato” di trattative per porre fine alla guerra più stupida del secolo, quella d’Ucraina. Che non sarebbe mai iniziata, ha garantito, se alla Casa Bianca due anni fa ci fosse stato lui e non il senile Joe Biden.

Trump ha già lanciato il processo di pace con Putin, uomo essenziale per il controllo delle tensioni internazionali ,che l’Occidente, allineato su Biden, ha stupidamente demonizzato e isolato negli ultimi due anni. Alimentando una guarrea assurda, a spese dei contribuenti americani e europei, che non sarebbe mai inziata se l’Occidente avesse mantenuto gli impegni presi con Mosca all momento dello smantellamento dell’Urss. Non permettere l’ìespansione della Nato fino alle frontiere russe. Trump ha rimesso al suo posto il presidente urcraino Zelensky, utile idiota usato da Biden e dai dirigenti europei per cercare di umiliare il gigante russo. Prima potenza nucleare del mondo. Zelensky è stato trasformato da una stampa ‘militarizzata’ secondo l’ex-leader di Podemos Iglesias, in una patetica contro figura di Robin Hood della libertà, cui sono state regalate centinaia di miliardi presi sempre nelle tasche dei contribuenti europei e americani per alimentare una guerra insensata. E inutile. Che la Russia comunque non poteva perdere. E che non interessava assolutamente l’Unione Europea. Ma i leader europei da Macron a Sholz, troppo giovani per avere vissuto gli orrori dell’ultima guerra mondiale, si sono gonfiati di adrenalina e di virile furore guerriero, trasformandosi in novelli piccoli Napoleone. Dimenticando di tutelare gli interessi dei propri cittadini.

Soldi buttati dalla finestra, per una guerra persa in partenza. Serviti soprattutto per alimentare la corruzione del regime ucraino e accelerare il macello di centinaia di migliaia di giovani russi e ucraini. Nonchè impoverire le classi medie europee e garantire incasssi faraonici a speculatori, banche e boss degli armamenti.

Con Trump torna il buon senso. Il piano di pace del presidente Usa in buona parte confermerà le ragioni della Russia. Con un cessate il fuoco sulle linee attuali di conflitto, il riconoscimento dei diritti di Mosca sulla Crimea e sulle regioni russe dell’Ucraina, un veto all’adesione di Kiev alla Nato, ‘si’ invece a quella all’Ue (una mossa astuta che indebolirebbe un concorrente commerciale degli Usa, con l’assorbimento di umn paese povero e ultra problematico. Un boomerang per l’Europa, vista da Trump come una fastidiosa concorrente. Tutte mosse logiche e ineluttabili, che senza la pericolosa apparente stupidità dei leader occidentali avrebbero permesso fin dall’inizio di evitare la guerra, la morte di una infinità di ragazzi dei due paesi, l’esplosione dei prezzi in Europa, l’impoverimento costante delle se classi medie. Non a caso nell’ annunciare le trattative con Putin, Trump ha ignorato e umiliato completamente i ‘piccoli’ europei. Per trattare con un personaggio che stima e considera alla sua altezza.

RIVOLUZIONE TRUMP – Appena arrivato alla Casa Bianca, e già prima, il tycoon ha subito iniziato a trasformare la politica e le relazioni internazionali. Piaccia o non piaccia. Ha lanciato Elon Musk (suo possibile successore?) in una crociata contro corruzione e sprechi nell’amministrazione pubblica, che dovrebbe riportare nelle tasche dei contribuenti americani centinaia di miliardi, ha promosso la fine dell’isteria distruttiva del politicamente corretto. Che oggi contribuisce all’impotenza e al declino dell’Europa. Nei confronti dei nuovi leader forti nel ‘nuovo mondo’, Trump, Putin, il sultano neo-ottomano Erdogan, il cinese Xi Jinping, o l’argentino Javier Milei. Che già si stanno dividendo il mondo a sopese della vecchioa Europa.

caricatura Zelensky

Trump afferma con forza gli interessi strategici degli Stati Uniti. Ha nelle mani un potere senza precedenti. E lo usa. Lancia proposte che nessun altro oserebbe avanzare. Ma che potrebbero cambiare la faccia del mondo. Come quella di ‘comprare’ la Groenlandia, caverna di Ali Babà delle materie prime e ora sentinella strategica dei collegamenti del nord, o di prendere in mano la Striscia di Gaza, trasferendo buona parte dei suoi abitanti (provvisoriamente?) , sradicando definitivamente il tumore Hamas, ricostruire sulle macerie della guerra una oasi turistica che garantisca la prosperità dei suoi abitanti, e l’esistenza in pace di israeliani e palestinesi. .Certo, il progetto presenta infinite difficoltà. Trump non esclude neppure di dare il via libera a una annessione della Cisgiordania da parte di Israele. Un’altra bomba lanciata sullo status quo mondiale. Proposte brutali, politicamente scorrette, di un uomo di potere, e che vuole esercitarlo, ma che forse, alla fine, potrebbero portare alla fine, certo ad alto rischio, dell’eterno conflitto israelo-palestinese. E il Nobel, allo scomodo nuovo uomo più potente, del pianeta chi oserà toglierglielo…..

GAZA, THE COSTA BRAVA OF THE MIDDLE EAST. TRUMP’S BIG IDEA. BUT…


February 5, 2025 – A brilliant idea. Or a crazy one. Forty kilometers of golden beaches, blue waters, romantic sunsets, white-and-blue houses, and dazzling seaside resorts. A dream. But in Gaza… Such a wild project could only come from Donald Trump, the anarchic new U.S. president and the most powerful and unpredictable man on the planet. The idea is simple—and perhaps full of common sense.

After 15 months of Israeli bombings in response to Hamas’ atrocities on October 7, 2023, Gaza is now a heap of ruins. 90% destroyed. Uninhabitable. Reconstruction will take years and massive investments. And there is a high likelihood that, if Hamas retains control of the Strip, everything will eventually be destroyed again. Hamas seeks to wipe Israel and its Jewish inhabitants off the map. Though weakened by 15 months of war, it still controls Gaza—and its population, unable to rebel after 20 years of Islamic dictatorship and jihadist brainwashing in schools. Hamas has lost 30,000 fighters but has already recruited 15,000 new ones, many of them very young.

Trump’s plan appears, on paper, to be the only one that could provide a solution—albeit an unbalanced, terrible, and radical one—to the endless, irresolvable Israeli-Palestinian conflict. And theoretically, if implemented properly, it could finally allow both Israelis and Palestinians to live well and in peace—something that will never be possible with Hamas, which Israeli Prime Minister Netanyahu and Trump himself have vowed to destroy.

But Hamas cannot be eradicated in the foreseeable future. It is a cancer with metastases throughout Palestinian society. It is the most powerful force in Gaza, but also the most popular one in the West Bank. Weak and corrupt, Fatah—the party once led by Yasser Arafat and now headed by the aging President Mahmoud Abbas—would be swept away if Palestinians were finally allowed to vote after 20 years.

Certainly, Trump’s plan could resolve everything—or almost. It would uproot Hamas by emptying Gaza and relocating its two million residents elsewhere (but where? No one wants them!). The Strip could then be rebuilt as a profitable tourist paradise under American control. But for whom? At least some of its Palestinian inhabitants would have to return, “cleansed” of Hamas. Trump’s plan faces countless obstacles. The majority of Gaza’s two million Palestinians do not want to leave. Perhaps with strong incentives (funded by Saudi petrodollars and Gulf countries, as Trump suggests), many might agree. During the war, many would have fled to Sinai if Egypt had not closed its border. Then, countries willing to temporarily host two million people—many of whom have been indoctrinated by Hamas—would need to be found. And that includes tens of thousands of Islamist militants/terrorists and their families, as well as criminal clans allied with Hamas. Despite public declarations of solidarity, no Arab state wants the Palestinians, fearing terrorist infiltration.

Massacres of Palestinians have already occurred in Lebanon and Jordan. Amman and Cairo have made it clear they will not accept them. Perhaps Trump could persuade them with his characteristic “carrot and stick” strategy (mostly stick, in the form of tariffs), which he has previously applied to Mexico, Canada, and Colombia.Even Turkey, under “Sultan” Erdoğan, wants nothing to do with it and denounces the forced displacement of Palestinians as illegitimate cruelty—conveniently forgetting the ethnic cleansing it carried out in 1974 during the invasion of northern Cyprus, which it still occupies, having terrorized and forced 200,000 Cypriots into exile. Then there is the explosive issue of the West Bank—the other half of the impoverished pseudo-Palestinian state, now reduced to a patchwork of Israeli settlements, often built by violent settlers. This makes a “two-state solution” practically impossible.

Trump has promised to announce within a month whether Israel should annex the West Bank—a move that would trigger a bloody uprising. And at the end of the current ceasefire in Gaza, the war could resume. Israel, as Netanyahu reiterated in Washington, “wants to destroy Hamas.”.Trump’s Gaza project might be more of a provocation—perhaps a bargaining chip in negotiations with the Arab world that could lead to the partial implementation of the plan. During his first term, Trump achieved surprising results: he moved the U.S. embassy from Tel Aviv to Jerusalem, recognizing it as Israel’s capital—a historic decision. He also brokered the Abraham Accords between Israel, Bahrain, and the UAE. Back then, however, he had the support of Putin’s Russia—now demonized by the West over the absurd war in Ukraine. Trump now plans to rebuild ties with the Russian leader. The American president is more powerful than ever, and he seems determined to reshape the world.

And of course, he wouldn’t mind a Nobel Peace Prize.



Francesco Cerri


International journalist. Originally a specialist in European politics and security. War correspondent in Sarajevo during the Balkan War, and at the International Criminal Tribunal for the Milosevic trial. Correspondent in Israel/Palestine during the Intifada, in Turkey during the Syrian war and the Gezi Park uprising. Also covered the Indignados movement in Spain and Portugal. Honorary President of the European Parliamentary Press. Knight of the Italian Republic.

GAZA, LA COSTA BRAVA DU MOYEN-ORIENT. UNE GRANDE IDÉE DE TRUMP. MAIS…

05/02/2025 – Une idée géniale. Ou insensée. Quarante kilomètres de plages dorées, des eaux bleues, des couchers de soleil romantiques, des maisons blanches et bleues, des complexes hôteliers scintillants en bord de mer. Un rêve. Mais à Gaza…

Seul Donald Trump, l’anarchiste nouveau président des États-Unis, homme le plus puissant et imprévisible de la planète, pouvait concevoir un projet aussi fou. L’idée est simple. Et peut-être pleine de bon sens. Après 15 mois de bombardements israéliens, déclenchés en réponse aux atrocités du Hamas le 7 octobre 2023, Gaza est aujourd’hui un amas de ruines. Détruite à 90%. Inhabitable. Sa reconstruction prendra des années. Nécessitera des investissements colossaux. Et avec une forte probabilité, si le Hamas maintient son contrôle sur la bande de Gaza, que tout soit de nouveau réduit en cendres tôt ou tard. Le Hamas veut effacer Israël et ses habitants juifs de la surface du monde. Il sort très affaibli de ces 15 mois de guerre, mais conserve le contrôle de Gaza. Et de ses habitants. Incapables de se révolter. Après 20 ans de dictature islamique et de lavage de cerveau jihadiste anti-israélien dans les écoles. L’organisation a perdu 30 000 combattants, mais en a déjà recruté 15 000 nouveaux, dont beaucoup de très jeunes.

Un plan aussi radical que controversé

Sur le papier, le plan de Trump semble être le seul qui pourrait apporter une solution – déséquilibrée, terrible, radicale – à l’éternel conflit israélo-palestinien, réputé insoluble. Et, en théorie, s’il est bien mis en œuvre, il pourrait permettre aux Israéliens et aux Palestiniens de vivre enfin en paix et dans de bonnes conditions. Chose qui ne sera jamais possible avec le Hamas. Que le Premier ministre israélien, Benyamin Netanyahou, et Trump lui-même ont promis de détruire. Mais le Hamas ne pourra pas être éradiqué dans un avenir proche. C’est un cancer aux métastases profondément enracinées dans la société palestinienne. C’est la force la plus puissante à Gaza, mais aussi la plus populaire en Cisjordanie. Affaibli, corrompu, le Fatah – qui fut le parti de Yasser Arafat et qui est aujourd’hui dirigé par le président vieillissant Mahmoud Abbas – serait balayé si des élections avaient enfin lieu après 20 ans d’attente.

Certes, le plan de Trump pourrait tout résoudre. Ou presque. Il éradiquerait le Hamas en vidant Gaza et en transférant ailleurs (mais où ? Aucun pays n’en veut !) ses deux millions d’habitants. La bande de Gaza pourrait être reconstruite comme un paradis touristique rentable, sous contrôle américain. Mais pour qui ? Une partie au moins de ses habitants palestiniens devrait revenir. Après avoir été « purgée » du Hamas.

Un projet semé d’embûches

Le plan de Trump comporte des difficultés infinies. La majorité des deux millions de Palestiniens de Gaza ne veulent pas partir. Peut-être qu’avec de fortes incitations financières (payées par les pétrodollars de l’Arabie saoudite et des pays du Golfe, selon Trump), beaucoup pourraient accepter. Pendant la guerre, nombreux sont ceux qui auraient fui vers le Sinaï si la frontière n’avait pas été fermée par l’Égypte.Il faudrait ensuite trouver des pays prêts à accueillir, au moins temporairement, ces deux millions de personnes, en grande partie endoctrinées par le Hamas. Et parmi elles, des dizaines de milliers de combattants/terroristes islamistes avec leurs familles, ainsi que des membres de clans criminels alliés au Hamas.

Au-delà des déclarations publiques de solidarité, aucun État arabe ne veut accueillir les Palestiniens. Par crainte d’une contagion terroriste. Des massacres de Palestiniens ont déjà eu lieu au Liban et en Jordanie. Amman et Le Caire ont clairement indiqué qu’ils ne les accepteraient pas. Peut-être que Trump pourrait les convaincre avec sa stratégie habituelle de la carotte et du bâton (surtout du bâton/sanctions douanières), qu’il a déjà appliquée avec le Mexique, le Canada et la Colombie. Même la Turquie du « sultan » Erdoğan refuse d’en entendre parler et dénonce la cruauté illégitime du déplacement forcé des Palestiniens. En oubliant la purification ethnique qu’elle a pratiquée en 1974 lors de l’invasion du nord de Chypre – qu’elle occupe toujours – en terrorisant et forçant à l’exil 200 000 Chypriotes.

Et la Cisjordanie ?

Reste le problème explosif de la Cisjordanie. L’autre moitié de ce pseudo-État palestinien pauvre, aujourd’hui réduite à une peau de léopard par l’implantation continue de colons israéliens souvent violents. Un fait qui rend pratiquement impossible la solution des « deux États ». Trump a promis de se prononcer d’ici un mois sur une possible annexion de la Cisjordanie par Israël. Ce qui déclencherait une insurrection sanglante. Et à la fin de ce mois de trêve à Gaza, la guerre pourrait reprendre. Israël, a réaffirmé Netanyahou à Washington, veut « détruire le Hamas ».

Le projet de Trump pour Gaza pourrait être une sorte de provocation. En vue d’une négociation avec le monde arabe qui aboutirait à une mise en œuvre partielle du plan. Lors de son premier mandat à la Maison-Blanche, Trump avait déjà obtenu des résultats surprenants. Il avait déplacé l’ambassade américaine à Jérusalem depuis Tel-Aviv, la reconnaissant comme capitale d’Israël. Une décision historique. Il avait aussi obtenu la signature des Accords d’Abraham entre Israël, Bahreïn et les Émirats arabes unis. À l’époque, il avait l’appui de la Russie de Poutine, aujourd’hui diabolisée par l’Occident pour la guerre absurde en Ukraine. Trump envisage désormais de renouer avec le leader russe.Le président américain est plus puissant que jamais et semble déterminé à changer la face du monde.

Il ne serait certainement pas contre un prix Nobel de la paix.


Francesco Cerri

Journaliste international. Spécialiste de politique européenne et de sécurité. Envoyé à Sarajevo pendant la guerre des Balkans et au Tribunal pénal international lors du procès Milosevic. Correspondant en Israël/Palestine pendant l’Intifada, en Turquie pendant la guerre en Syrie et la révolte de Gezi Park. En Espagne avec les Indignados et au Portugal. Président honoraire de la presse parlementaire européenne. Chevalier de la République Italienne.

GAZA, COSTA BRAVA DEL MEDIO ORIENTE. GRANDE IDEA DI TRUMP. MA….

5/2/25 – Un’idea geniale. O demenziale Quaranta chilometri di spiagge dorate, acque azzurre, tramonti romantici, casette bianche e azzurre, resort scintillanti lungo il mare. Un sogno. A Gaza però… Il folle progetto poteva venire in mente solo a Donald Trump, anarcoide nuovo presidente Usa e uomo più potente e imprevedibile del pianeta. L’idea è semplice. E forse piena di buon senso. Dopo 15 mesi di bombardamenti israeliani, scattati in risposta alle atrocità di Hamas il 7 ottobre 2023, Gaza oggi è un cumulo di rovine. Distrutta al 90%. Inabitabile. La ricostruzione richiederà anni. Enormi investimenti. Con buone probabilità, se Hamas mantiene il controllo della Striscia, che tutto venga di nuovo distrutto prima o poi. Hamas vuole cancellare dalla superficie del mondo Israele e i suoi abitanti ebrei. Esce molto indebolita dai 15 mesi di guerra. Ma conserva il controllo di Gaza. E dei suoi abitanti. Incapaci di ribellarsi. Dopo 20 anni di dittatura islamica e di lavaggio di cervello jihadista, anti-israeliano nelle scuole. Ha perso 30mila miliziani. Ma ne ha già reclutati 15mila nuovi, molti giovanissimi.

Il piano di Trump sembra, sulla carta, il solo che potrebbe dare una soluzione – sbilanciata, terribile, radicale – all’irrisolvibile eterno conflitto israelo-palestinese. E in teoria, se attuato bene, permettere a israeliani e palestinesi, finalmente, di vivere bene e in pace. Cosa che non sarà mai possibile con Hamas. Che il premier israeliano Netanyahu e lo stesso Trump hanno promesso di distruggere. Hamas non potrà essere sradicato in un futuro prevedibile. È un cancro con metastasi in tutta la società palestinese. È la forza più potente a Gaza, ma anche la più popolare in Cisgiordania. Debole, corrotto, il Fatah, che fu di Yasser Arafat, oggi guidato dall’anziano presidente Abu Mazen, sarebbe spazzato via se oggi, dopo 20 anni, ci fossero finalmente delle elezioni fra i palestinesi. Certo il piano di Trump potrebbe risolvere tutto. O quasi. Sradicherebbe Hamas, svuotando Gaza e trasferendo altrove (ma dove? non li vuole nessuno!) i suoi due milioni di abitanti. La Striscia potrebbe essere ricostruita come un proficuo paradiso turistico. Sotto controllo americano. Ma per chi? Almeno una parte dei suoi abitanti palestinesi dovrebbe tornare. ‘Ripulita’ da Hamas..

Il piano di Trump comportainfinite difficoltà. La maggior parte dei due milioni di palestinesi di Gaza a priori non vogliono andarsene. Forse con forti incentivi (pagati con i petrodollari di Arabia Saudita e paesi del Golfo, propone Trump) molti potrebbero accettare. Durante la guerra tanti sarebbero fuggiti nel Sinai se la frontiera non fosse stata chiusa dall’Egitto. Bisognerebbe poi trovare paesi disposti ad accogliere almeno provvisoriamente due milioni di persone per buona parte indottrinate da Hamas. E decine di migliaia di miliziani/terroristi islamici con le loro famiglie, di membri dei clan malavitosi che affiancano Hamas. Al di là delle dichiarazioni di solidarità pubbliche nessuno stato arabo vuole i palestinesi. Per timore di un contagio terrorista. Già ci sono stati massacri di palestinesi in Libano e in Giordania. Amman e il Cairo hanno chiarito che non li accoglieranno. Forse Trump potrebbe convincerli con la sua caratteristica strategia del bastone e della carota (soprattutto bastone/dazi), già applicata con Messico, Canada e Colombia. Anche la Turchia del ‘sultano’ Erdogan non ne vuole sapere. E denuncia la illegittima crudeltà dello spostamento forzoso dei palestinesi. Dimenticando la pulizia etnica che ha praticato nel 1974 durante l’invasione del nord di Cipro – che tuttora occupa – terrorizzando e costringendo e all’esilio forzoso 200mila ciprioti.

C’è poi l’esplosivo problema della Cisgiordania. L’altra metà del povero pseudo stato palestinese, ormai ridotta a una pelle di leopardo dalla continua invasione di coloni israeliani spesso violenti. Un fatto che rende praticamente impossibile la soluzione dei ‘due stati’. Trump ha promesso di pronunciarsi entro un mese sulla sua possibile annessione da parte di Israele. Che scatenerebbe una sanguinosa insurrezione. E alla fine di questo mese di tregua a Gaza, la guerra potrebbe riprendere. Israele, ha ribadito Netanyahu a Washington, “vuole distruggere Hamas”. Il progetto di Trump per Gaza potrebbe essere una sorta di provocazione. In vista di un negoziato con il mondo arabo che porti alla realizzazione parziale del piano. Già nel suo primo mandato alla Casa Bianca, Trump aveva conseguito risultati sorprendenti. Aveva spostato l’ambasciata Usa a Gerusalemme da Tel Aviv. Riconoscendola come capitale di Israele. Una decisione storica. Aveva anche ottenuto la firma degli accordi di pace di Abramo fra Israele, Bahrain e Emirati Arabi. Allora però aveva l’appoggio della Russia di Putin, ora diabolizzata dall’Occidente per l’assurda guerra d’Ucraina. Trump ora prevede di ricucire con il leader russo. Il presidente americano è più potente che mai, e sembra determinato a cambiare la faccia del mondo.

Certo non gli dispiacerebbe un Nobel per la Pace.

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