EL PEQUEÑO NAPOLEÓN CATALÁN PERSIGUE EL SUEÑO (QUE HA) ROTO DE LA INDEPENDENCIA

Después de casi siete años de exilio dorado en los palacios europeos, perseguido por órdenes de detención españolas, el expresidente independentista catalán Carles Puigdemont intenta el gran regreso. El ex ‘president’, huido a Bélgica, al parecer escondido en el maletero de un coche para escapar de la detención tras el referéndum sobre la independencia -ilegal para España- del 1 de octubre de 2017, se presenta a las elecciones catalanas del 12 de mayo.Ha dicho que dejará la política si no logra ser reelegido presidente, siete años después. Una promesa hecha para movilizar a sus votantes independentistas, dramatizando el desafío del voto sobre su persona. Sin embargo, podría convertirse en un boomerang. Muchos catalanes le consideran el máximo responsable del desastroso epílogo del ‘procès’ de 2017 y del posterior declive político, económico e institucional de Cataluña, que salió derrotada del choque con Madrid. Gobierno y parlamento disueltos manu militari, dirigentes detenidos, empresas huyendo al resto de España. 

Caricatura ‘napoleonica’ de Puigdemont

Mientras Puigdemont huía a Bélgica y se instalaba en la napoleónica Waterloo, el vicepresidente republicano Oriol Junqueras y sus ministros desafiaban la represión española y terminaban en prisión durante dos años. Por haber consultado pacíficamente a los catalanes sobre su futuro. Algo inimaginable en el resto de la Union Europea. Pero posible en una España siempre marcada por el franquismo. Puigdemont todavía tiene muchos seguidores, especialmente en la Cataluña profunda y rural del norte, que le dedican una especie de adorador culto de la personalidad, casi maoísta. Pero lel campo de la independencia es ahora minortarío. El sueño parece haberse roto. Según la catalana Tv3 hoy el 31% quiere mantener el status quo actual de comunidad autónoma en España, el 30% sigue siendo independentista, al 25% le gustaría permanecer en una España federal. Nadie ha olvidado la dura represión por parte del poder central español en 2017. Miles de policías se arremetieron contra los votantes que intentaban participar en el referéndum. Mujeres, mayores, golpeados delante y dentro de los colegios electorales, mientras en el resto de España se incitaba a la represion al grito de “¡A por ellos!”. Cataluña había sido puesta bajo el control de Madrid,  sus instituciones derribadas, con una humillación colectiva. A pesar de la violencia, el 43% de los catalanes lograron votar, al 90% por el “sí”. Puigdemont proclamò entonces una independencia de opereta, que nadie reconocio. Una pesada ingenuidad, si no incompetencia, política. En lugar de ello, habria debido convocar elecciones anticipadas, que el movimiento independentista habría ganado de forma aplastante, aprovechando la indignación provocada por la violencia de la policía de Madrid. Esto habría dado fuerza y legitimidad al gobierno catalán en el enfrentamiento y negociación con Madrid. Puigdemont, en cambio, proclamò una independencia imposible y huyó a Bélgica. Donde luego fue elegido eurodiputado. Ahora quiere volver. Con un chantaje político obtuvo del presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, la amnistia. A cambio del apoyo de los 7 diputados en Madrid de su partido Junts per Catalunya (JxC, centro-derecha). Que permitió a Sánchez permanecer al poder tras las elecciones del verano de 2023. Sin los 7 votos de Puigdemont, el presidente del gobierno socialista caería. La amnistía entrará en vigor a finales de mayo. Justo a tiempo para permitir que Puigdemont participe en la elección del nuevo ‘president’ catalán sin correr el riesgo de ser arrestado.

Oriol Junqueras, el ‘Nelson Mandela catalan’

Pero los juegos son abiertos. Alrededor de un quinto de los votantes está indeciso. Las encuestas predicen que los socialistas del ex ministro de Sanidad de Sánchez, Salvador Illa, ocuparán el primer lugar. Los dos grandes partidos independentistas, Junts de Puigdemont y ERC de Junqueras – pero con el president saliente, el gris y poco popular Pere Aragonés, como candidado – luchan por el segundo puesto. Puigdemont deberia superar el poco carismatico Aragones. Si el independentismo conserva la mayoría absoluta que tiene en el Parlamento desde hace 10 años, el de los dos que obtenga más votos podría ser elegido president. Pero parece poco probable. Y el socialista Illa podría intentar formar una coalición con uno de los dos partidos independentistas, convirtiéndose en el primer presidente no independentista en 10 años. O se repetirán las elecciones. Sin embargo, no se descarta que el listo Puigdemont intente volver al chantaje parlamentario – que también quiere utilizar para que el Gobierno de Madrid acepte un referéndum concertado al estilo escocés – sobre Sánchez para tratar de obtener el apoyo de los socialistas. El presidente del gobierno español parece dispuesto a todo para mantenerse en el poder. Por el momento, sin embargo, parece que si hubiera un nuevo referéndum, probablemente terminaría como el escocés. Con la victoria del ‘no’ a la independencia.

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francescocerri

Giornalista Internazionale. Nato come specialista di politica europea e di sicurezza. Inviato a Sarajevo durante la guerra dei Balcani, e al Tribunale Penale Internazionale al processo Milosevic. Corrispondente in Israele/Palestina durante l'intifada, in Turchia durante la guerra in Siria e la rivolta di Gezi Park. In Spagna , con gli indignados, e Portogallo. Presidente onorario della stampa parlamentare europea. Cavaliere della Repubblica.

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