Entonces, ¿es cierto que queremos morir por Zelensky y Macron?

3/22/24 – “Mourir pour des idées, d’accord, mais de mort lente” (“Morir por ideas, sí, pero una muerte lenta”), cantó Georges Brassens. Una perspectiva que si seguimos así, se nos negará. Suponendo que morir por Zelensky es morir por ideas. Corremos el riesgo de caer – como viene advirtiendo este blog desde hace meses – en la indiferencia absurda y un tanto bovina de la mayoría de los europeos, ante una muerte que podria no ser nada lenta, a la sombra del hongo nuclear.

Por supuesto, para nuestros grandes líderes políticos, los nuevos Napoleones, las cosas podrían ser menos dramáticas. Bajo el Elíseo, como bajo la Casa Blanca, hay cómodos refugios nucleares, con aire acondicionado, provisiones de foie gras y champán, que harían más agradable un posible Armagedón planetario… Pero para el resto de los aproximadamente 500 millones de europeos, no hay refugios nucleares.. En caso de un conflicto con la primera superpotencia nuclear del mundo, Rusia, las cosas serían iguales que para los civiles en Gaza. Los líderes de Hamás, que provocaron la sangrienta respuesta de Israel con las masacres y atrocidades del 7 de octubre, se esconden en los túneles de la Franja, o se relajan en los hoteles de 5 estrellas de Qatar, Líbano o Turquía, mientras miles de civiles en la superficie mueren bajo las bombas.

Estamos en plena locura. Desde que el presidente francés Macron habló de enviar tropas europeas a Ucrania contra Rusia, ha estallado una psicosis guerrera en muchas cancillerías europeas. ¡En la Cumbre de la UE se habla de preparar la población para la guerra! ¿Pero por qué? ¿Morir por Macron y el presidente y ex comediante ucraniano Zelensky? Que lógicamente esta perder la guerra contra Moscú a pesar de los cientos de miles de millones pagados por los contribuyentes europeos y americanos para intentar salvarlo, proporcionándole misiles, aviones y bombas. Y provocando la muerte de centenares de miles de jóvenes rusos y ucranianos. Por una guerra absurda que nunca debería haber comenzado y que sólo generó cientos de otros miles de millones para los bancos, los especuladores, los intermediarios corruptos y, por supuesto, las multinacionales armamentísticas.

Lo más absurdo es que en lugar de hacer todo lo posible para imponer el fin del conflicto, como en Gaza, donde una tregua pero salvaría lo que queda de Hamás, la mayoría de los líderes europeos lanzan fuertes llamamientos para preparar a la población para la guerra. Filtraciones de noticias más o menos controladas hablan de planes rusos de atacar a Alemania, Finlandia, la OTAN, los países balcánicos… bueno, todo el mundo.  para justificar los preparativos marciales que debería hacer Europa. Sin embargo más que preparativos militares, Europa necesitaría un ejército de psiquiatras para vigilar la salud mental de sus líderes. Probablemente demasiado jovenes para recordar lo que implica una guerra mundial para la población civil: masacres, miseria, desesperación, violaciones, traumas, hambre. Peor aún si es nuclear.

Bastaría con preguntarle a Hiroshima. Además, sabiendo que si Donald Trump es elegido presidente a finales de año, lo más probable es que Estados Unidos no apoyen a los europeos en un conflicto con Rusia. China, Irán, Corea del Norte, potencias nucleares, en cambio con el mismo grado de probabilidad, se pondrán del lado de Rusia.

Algunos líderes que todavía están sanos de mente intentan resistir. El ministro italiano de Asuntos Exteriores Tajani descarta el envío de tropas a Ucrania porque “sería la Tercera Guerra Mundial”, advierte. El canciller alemán Scholz sigue negando los temibles misiles Taurus a Zelinsky, porque podrían impactar en Moscú. Probablemente desencadenando una respuesta nuclear rusa. Y los Republicanos de Trump siguen bloqueando la asignación de otros 60 mil millones de dólares en armas para Ucrania. Palabras de sentido común, además de sabiduría, vinieron del Papa Francisco, quien invitó a Ucrania a “izar la bandera blanca” y negociar el fin de la guerra con Moscú. Antes de que sea demasiado tarde. El pobre Francisco naturalmente quedó sepultado bajo una avalancha de críticas del lobby de la guerra. Otras voces, fuera de Europa, han surgido para proponer una mediación. India, China, la Turquía del ‘sultán’ neo-otomano Erdogan. 

El muro se acerca. Mientras Europa se hunde en la retórica bélica afirmando que en Ucrania está en juego la democracia. Una idiotez. Olvidando entre otras cosas los horrores franceses en la guerra de Argelia, las guerras ilegales occidentales en Serbia, Irak, Afganistán o Libia, que hicieron estallar el terrorismo islámico sunita.

Putin advirtió que Moscú está dispuesto a utilizar armas nucleares si es atacado en lo profundo de su territorio. La inteligencia rusa advierte que Francia se prepara para enviar un contingente militar a Ucrania. Que seria golpeado inmediatamente. Rusia tiene el arsenal nuclear más grande y diverso del mundo. Capaz de hacer estallar el planeta en minutos. En todos los mares del mundo sus submarinos nucleares están listos para lanzar bombas atómicas. Moscú también es capaz de atacar con armas tácticas, de neutrones, en el frente de guerra en Ucrania. Tiene una nueva arma nuclear en el espacio. Y ya está entrenando a sus soldados para luchar en un entorno de guerra atómica. Lo más sorprendente es que no hay manifestaciones multitudinarias en las grandes ciudades europeas contra la loca tendencia belicista de Macron y sus compañeros. Como si los europeos no tuvieran ninguna objeción a morir – con hijos, nietos, parientes, amantes, padres y abuelos- por la guerra que ya perdió Zelensky. Cuando, entre otras cosas, gran parte de la población rica de Ucrania ha abandonado el país para instalarse en casas de lujo en la Costa Brava, Ibiza o Saint Tropez. Donde también han emigrado cientos de miles de ucranianos menos ricos. Dejando al resto de Europa el privilegio de pagar y morir por ellos. 

La esperanza, dicen, es difícil de morir. Aparte de algunas ofertas de mediación, quizás las esperanzas más realistas dependan de la victoria de Trump en las elecciones presidenciales de noviembre. Es deprimente pensarlo. Pero el instable magnate prometió imponer el fin de la guerra en 48 horas. Con la esperanza de que las cosas en Europa no lleguen a un punto sin retorno antes, a la sombra de un hermoso hongo nuclear…

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francescocerri

Giornalista Internazionale. Nato come specialista di politica europea e di sicurezza. Inviato a Sarajevo durante la guerra dei Balcani, e al Tribunale Penale Internazionale al processo Milosevic. Corrispondente in Israele/Palestina durante l'intifada, in Turchia durante la guerra in Siria e la rivolta di Gezi Park. In Spagna , con gli indignados, e Portogallo. Presidente onorario della stampa parlamentare europea. Cavaliere della Repubblica.

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