15/09/24 – Jueces contra. Contra el gobierno, en Italia, la oposición en Venezuela o Turquía, en defensa del poder en la España posfranquista. La diosa con los ojos vendados se quita la venda para intervenir en la política. Una deriva que, con muy distintos grados de intensidad, afecta paises como España, Venezuela, Italia y Türkiye. No solo dictaduras. ¿Y si la solución al problema viniera de la mano de la Inteligencia Artificial? Una Justicia de última generación de los robots inteligentes, en 10/20 años. Capaz paz de una verdadera imparcialidad, inmune a la corrupción y a la deriva política. Una justicia en la que los humanos puedan confiar.
Venezuela del caudillo Nicolás Maduro es un claro ejemplo de justicia a las órdenes del poder. Después de las últimas elecciones presidenciales ganadas por el candidato opositor Edmundo González los magistrados arremetieron contra quienes denunciaban el robo del voto. Detenciones masivas, violencia, represión, bajo la ‘legalidad’ del aparato judicial del régimen. González tuvo que huir a España para evitar la cárcel. En represalia, la justicia del régimen detuvo a dos turistas españoles, acusados de querer matar Maduro.

(caricatura Paresh, Erdogan y el golpe)
Turquía es otro ejemplo de justicia bajo las órdenes de un poder autoritario. El ‘sultán’ Erdogan, inamovible primer ministro/presidente islámico suní del país durante 25 años. Muchos magistrados se han convertido en el brazo armado de las purgas ordenadas por Erdogan tras el golpe de opereta de 2016. Pretexto para lanzar una represion política a gran escala. Con la destitucion de 4.500 de los 14.500 jueces y fiscales turcos, despedidos, acusados, detenidos. “Todas las demás atrocidades y formas de opresión fueron posibles gracias a la perversa y astuta medida de purgar el poder judicial” acusa el ex magistrado Yavud Sydin. Cientos de periodistas, dirigentes políticos, alcaldes, abogados, profesores universitarios también acabaron esposados. Además de 30 mil funcionarios y soldados. La OTAN, de la que Turquía es miembro, y Europa miraron para otro lado.

(La Justicia, caricatura P. Moran)
La tendencia hacia la justicia politizada no es exclusiva de los regímenes autoritarios. En Italia durante los últimos 30 años jueces de izquierda han desmantelado con ‘Tangentopoli’ el poder cristiano-demócrata/ socialista que había gobernado el país desde el final de la guerra. Luego se volvieron contra el nuevo líder del centro derecha Silvio Berlusconi. Ahora el jefe de la Liga y viceprimer ministro Matteo Salvini, entonces ministro del Interior, está siendo criticado por haber impedido en 2019 el desembarco de 147 inmigrantes a bordo del barco de la ONG barcelonesa Open Arms, como exigia la ley. La fiscalía de Palermo pide que se le condene a seis años de prisión por “secuestro”. Una condena de Salvini podría derribar el gobierno de centroderecha del primer ministro Meloni.
En España, las derivas de una justicia posfranquista – en defensa del poder central – han llevado en prison por dos años, a los ministros del gobierno independentista catalan que en 2017 había convocado un referéndum sobre la independencia. Y ahora una parte del poder judicial se niega a aplicar la ley de amnistía para los independentistas acusados en 2017, aprobada formalmente por el Parlamento de Madrid. Mientras que el presidente socialista Pedro Sánchez se beneficia de una defensa total por parte de la fiscalía y los abogados del Estado contra un juez obstinado – cuya recusación piden- en el asunto privado en el que se acusa a su esposa y a su hermano de presunto tráfico de influencias y corrupción.

(caricatura Garcia Moran, Pedro Sanchez y su esposa Begona Gomez)
En resumen, la justicia humana parece cada vez más vulnerable a los defectos y fragilidades humanas: parcialidad, vulnerabilidad al poder, sentido de omnipotencia, intereses privados. La explosión de la Inteligencia Artificial podria conducirnos, dentro quizas 20 o 30 años, hacia un mundo dominado por robots superinteligentes y evolutivos. Para la imparcialidad de la justicia esto podría no ser algo malo.