12/06/24 – El anciano presidente estadounidense Joe Biden parece decidido a incendiar el planeta antes de partir y cedoer el asiento a Donald Trump el 20 de enero. En una especie de “Après moi le déluge” (“Después de mí la inundación”), según la fórmula del rey de Francia Luis XV, Biden intentó dramatizar aún más la guerra en Ucrania, autorizando a Kiev a utilizar los mortíferos misiles ATACM contra los territorio ruso. Una medida que podía provocar una respuesta nuclear de Moscú, había advertido el Kremlin. Sin embargo el presidente Putin ha reaccionado con moderación por ahora, esperando la llegada de Trump, que promete paz en 24 horas.

Ahora Biden también está intentando incendiar mas Oriente Medio, jugando una vez más la carta del apoyo a una rama de Al Qaeda en Siria. Como Obama hace 10 años en Siria con ISIS. Y antes con el apoyo estadounidense a Bin Laden en Afganistán, para derrocar a un gobierno laico y protector de los derechos de las mujeres cercano de Moscú. Sabemos cómo terminó en Kabul…
En los últimos días, aviones estadounidenses bombardearon las columnas de milicianos chiítas iraquíes, que acuden en ayuda del presidente chií aleví sirio, Bashar el Assad, amenazado por el avance de los yihadistas de Jahbat al-Nusra, nacidos de Al Qaeda. Una medida arriesgada que pretende debilitar a Rusia en otro frente, distrayendo fuerzas del frente ucraniano. Rusia es el aliado de Damasco con Irán y las fuerzas chiítas del Líbano e Irak. La ofensiva relámpago de los yihadistas, apoyados por la Turquía sunita del ‘sultán’ Erdogan, después de haber tomado Alepo, segunda ciudad y pulmón económico de Siria, se encuentra ahora a 100 kilómetros de Damasco.

Su victoria significaría la creación de un califato islámico sunita en Siria, fundado en la sharia. Y el fin de la protección de las minorías religiosas, y de las mujeres, hasta ahora garantizada por Assad. Nadie ha olvidado los horrores perpetrados por ISIS hace 10 años. Las masacres, ejecuciones sumarias, torturas, violaciones sistemáticas de miles de mujeres y niñas de la minoría yazidí, vendidas como animales y transformadas en esclavas sexuales. Cientos de ellas siguen en manos de sus captores yihadistas, con quienes tuvieron hijos. En una dramática complicación de su terrible calvario. Prácticamente ignorado por el resto del mundo.
Ahora Israel también está tomando partido por los yihadistas sirios. La fuerza aérea del Estado judío, informa Times of Israel, atacó depósitos de municiones del ejército sirio y concentraciones de fuerzas de Assad. En los últimos dos meses, Israel ya ha destruido varias posiciones del ejército sirio y sus aliados iraníes y libaneses, favoreciendo la ofensiva de los yihadistas. Hace diez años, en la primera fase de la guerra en Siria, Israel ya había ayudado a las fuerzas yihadistas, con la obsesión de derrocar a Assad, formalmente en guerra con el Estado judío. Y así atacar al archienemigo Irán, su aliado más cercano.

Otra paradoja del complicado y a veces oscuro equilibrio de poder en Medio Oriente. De hecho, Israel ayuda a los yihadistas salafistas suníes de Jahbat al-Nusra, cercanos a Hamás, al que el Estado judío combate y casi ha destruido en Gaza. Con la probable consecuencia, si Rusia e Irán son incapaces de bloquear la ofensiva yihadista, de tener en su flanco norte ya no un gobierno autoritario sino racional y de inspiración socialista, sino un Estado islámico intolerante y fundamentalista. Que probablemente se declarará como Hamas por la destrucción de Israel….