PUTIN YA HA GANADO LA VERDADERA GUERRA. AHORA LA PAZ ESPERA A TRUMP

25/10/24 – Cientos de miles de chicos asesinados, rusos y ucranianos, destrucciónes inmensas, cientos de miles de millones sacados de los bolsillos de los contribuyentes europeos y americanos para financiar un régimen y una guerra inutiles: y después de dos años, el demonizado Putin, que con Rusia debería haber sido humillado, derrotado, depuesto, está más viva, fuerte, influyente que nunca. La verdadera razón de esta guerra absurda no fue tanto la devolución a Rusia de algunas porciones de territorio ucraniano, entregadas a Kiev en la era soviética. Pero el deseo de la administración estadounidense de Joe Biden y de sus aliados de poner de rodillas a Moscú y destruir así el proyecto de un sistema monetario alternativo al del dólar hasta ahora hegemónico, de ‘desdolarización’, que Rusia había iniciado con China, India, Brasil y Sudáfrica. 

Objetivo fallido. Putin, declarado fuera de la ley por el mundo occidental, reunió en los últimos días en Kazán, en el este de Rusia, a representantes de 32 países del “Sur Global”, entre ellos 22 jefes de Estado y de Gobierno. Básicamente todo lo que importa en lo que se llama el ‘mundo emergente’. Entre otros China, segunda potencia mundiial, y India, que deberia ser la prima en 2050. Un triunfo diplomático. Y una bofetada al dominio del dólar en la economía mundial.  Los invitados de Putin representan la mitad de la población y un tercio de la economía del planeta. Ahora los BRICS, después de Kazán, tienen diez estados miembros y 14 asociados (incluida incluso la Turquía islámica del ‘Sultán’ Erdogan, un país miembro de la OTAN). Con el proyecto ya en marcha para crear un sistema financiero y comercial alternativo al sistema del dólar. “Los países BRICS estan a punto de crear un sistema de pagos alternativo al SWIFT americano”, el Brics/Bridge, escribe Pravda.

 Nada mal para un hombre – del que todo el mundo era amigo hasta hace tres años- considerado ahora por la propaganda occidental como un nuevo Genghis Khan sediento de sangre, con el cuchillo entre los dientes, decidido a incendiar y sangrar a media Europa. En 2022, Putin fue provocado y casi obligado a la guerra por la negativa de Occidente a respetar sus compromisos de seguridad (Ucrania neutral para no amenazar la frontera rusa con armas de la OTAN) asumidos con Moscú en el momento de la explosión de la URSS. Poco después del inicio de esta guerra absurda, en abril de 2022, Moscú y Kiev habían encontrado, con la mediación de Turquía e Israel, una base de preacuerdo para detener las hostilidades. Los distintos puntos, que entre otras cosas prohibían que Kiev entre en la OTAN, se publicaron en una “Declaración de Estambul”. Pero Biden había enviado al “idiota útil” Boris Johnson, entonces primer ministro británico, para ordenar al presidente ucraniano Zelensky que se retirara del acuerdo. La Casa Blanca estaba convencida de que Putin y Rusia no habrían resistido una larga campaña militar – impulsada por cientos de miles de millones de dólares tomados de los bolsillos de los contribuyentes de la UE y de los EEUU y entregados a Kiev- y que la economía rusa colapsaría también como resultado de la Sanciones occidentales.

Pero no funcionó. Rusia ahora está ganando la guerra, su PIB se dispara (+3,6% según el FMI, frente al 0,8% en los países de la eurozona, primeras víctimas de los efectos de la guerra y de la política suicida de sus líderes), y Putin nunca ha sido más influyente. En Kazán logró un triunfo diplomático. Hasta el punto de que el propio secretario de la ONU, Antonio Guterres, llegó a la ciudad rusa para verlo. El próximo paso en la agenda ucraniana de Putin podría ser en 2025 el cese de hostilidades. En Ucrania el partido de la guerra es cada día más débil. Diez millones de habitantes han abandonado el país. Muchos hombres, para no ir al combate. Hay miles de deserciones. Con, entre otras cosas, un mecanismo de corrupción en Kiev, que permite comprar certificados de discapacidad para no ir al frente.

Sin embargo, el fin de esta guerra absurda dependerá mucho de las elecciones presidenciales estadounidenses del 5 de noviembre. Si gana Trump, ha anunciado que impondrá el fin de la guerra “en 48 horas”. Sus relaciones con Putin siempre son buenas. Y Trump también quiere poner fin a la sangría de decenas de miles de millones de dólares entregados a Kiev. Sin embargo, si Harris gana, las perspectivas serán más inciertas. Hasta ahora, la vicepresidente saliente ha abrazado la desastrosa política del presidente Biden en Ucrania. Tapándonos la nariz, esperamos a Trump…

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