UN AÑO DESPUÉS DE LOS HORRORES DEL 7 DE OCTUBRE ISRAEL LUCHA EN TODOS LOS FRENTES… ¿GANAR O MORIR?

10/06/24 – Es una guerra abierta. Por primera vez desde su creación, tras el genocidio de los judíos en la Alemania nazi, Israel está luchando por sobrevivir. En todos los frentes. En el Líbano contra Hezbolá, en Gaza y Cisjordania contra Hamás, en Yemen contra los Hutíes, en Irak contra las milicias chiítas. Y contra el Irán de los ayatolás y la Siria del aleví Bashar el Assad. Para el Estado judío es ganar o morir. Las masacres perpetradas por Hamás el 7 de octubre de 2023, las horrendas violaciones, torturas y los secuestros, marcaron un punto de inflexión para Israel, creado tras el genocidio nazi de seis millones de judíos. Mientras el mundo miraba para otro lado. Israel fue fundado en la antigua tierra prometida de Palestina para garantizar un refugio seguro a todos los judíos del mundo, después de dos milenios de persecución, autos de fe, humillaciones, masacres. Israel sobrevivió a las guerras convencionales de los Seis Días y del Kipur en 1967 y 1973, provocadas por sus vecinos árabes. Y los ganó. Humillando a Egipto, Siria y Jordania. Pero, no se había enfrentado a la crueldad y el odio mostrados por los miles de milicianos de Hamas y los cientos de civiles palestinos en Gaza, que con ellos han atacado a la población civil del sur de Israel. Matar, violar, mutilar, humillar. Un odio feroz por parte de un movimiento yihadista sunita y sus seguidores, que quieren la destrucción de Israel y de los judíos. El 7 de octubre, Hamas adoptó el desprecio por la humanidad demostrado en Siria e Irak por ISIS. Fue la masacre de judíos más grande y despiadada (1.200 muertos, 240 secuestrados arrastrados a los túneles de Gaza) desde el Holocausto nazi.

Para Israel fue una pesadilla, un trauma nacional. Que por primera vez infundió el miedo a ser destruido. El 7 de octubre desató un ataque concéntrico contra el Estado judío por parte de todos aquellos que, cercanos al archienemigo iraní, quieren su destrucción. Mientras las Idf luchaban en Gaza para erradicar a Hamás, miles de misiles, drones y dispositivos de todo tipo disparados desde el Líbano, Yemen, Irak, Siria e Irán cayeron sobre el estado judio. Israel ahora debe ganar, eliminando a los enemigos que quieren su destrucción, o morir. Después de un año de guerra, el aparato militar de Hamás está, si no destruido, muy reducido. Su líder, Yahya Sinwar, sigue prófugo. Sin embargo, no se descarta que haya muerto en un túnel de Gaza en los bombardeos israelíes de los últimos días. Ahora Tsahal pretende destruir a otro enemigo peligroso, el chií Hezbollah, el aliado mas cercano de Teherán. En dos semanas, Israel eliminó a los 20 comandantes del “partido de Dios”, incluido el líder supremo Nasrallah. Ahora está presionando para retirar a los milicianos a 30 kilómetros de la frontera. Desde donde hasta ahora han lanzado miles de misiles contra las comunidades del norte de Israel (60.000 desplazados), y también hacia Tel Aviv y Jerusalén. Sin su eficaz “cúpula de hierro” antimisiles, hoy habría miles de muertes más en Israel.

Hezbollah es un hueso mucho más difícil de romper que Hamas. También es el gran aliado de Teherán. Juntos, los milicianos chiítas libaneses e iraníes, con el ejército sirio y la ayuda de Rusia, defendieron al aleví (chií) Bashar el Assad e impidieron a victoria en Siria de los islamo-nazis suníes del ISIS. Quien, apoyado por los Hermanos Musulmanes, Turquía y Qatar, quería instaurar la dictadura de un califato islámico en Damasco. Por supuesto, los conflictos fronterizos con Hamás y Hezbolá son sólo la punta del iceberg del lejano enfrentamiento entre Teherán y Jerusalén. La guerra latente por aliados interpuestos de los últimos veinte años ha entrado ahora en una nueva fase, de conflicto directo. Irán ya ha disparado cientos de misiles contra Israel dos veces en los últimos meses. Jerusalen prepara una respuesta, probablemente muy dura. Lo más absurdo es que hasta hace seis años Irán recuperaba relaciones normales con Occidente gracias a los acuerdos nucleares. Sin embargo, fueron rotos por el entonces presidente estadounidense Donald Trump, bajo la presión del mundo sunita. Y Teherán relanzó el programa para construir la bomba atómica (hoy podría fabricar tres) y dio luz verde a sus aliados Hamás y Hezbolá contra Israel. El aislamiento de Rusia deseado por Occidente con la absurda guerra en Ucrania ha aumentado aún más la tensión.

Sin duda, la situación corre un alto riesgo de degenerar en una guerra regional. Mucho dependerá del tamaño de la respuesta de Israel contra Irán, de las posteriores represalias de Teherán. Y de la espiral que podrían desencadenar. Un elemento da esperanzas de una evolución contenida. El odio de los sunitas hacia los chiítas y viceversa. En el ultimo ataque de misiles iranis algunos paises sunitas los han destruidos. El ayatolá Jamenei, el dinosaurio “líder supremo” de Irán, ha lanzado un llamamiento al mundo musulmán para una especie de guerra santa contra Israel. Sin embargo, parece poco probable que las potencias suníes, aparte quizás de la Turquía del sultán Erdogan, salgan al campo contra Israel, junto con sus odiados primos chiítas…

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francescocerri

Giornalista Internazionale. Nato come specialista di politica europea e di sicurezza. Inviato a Sarajevo durante la guerra dei Balcani, e al Tribunale Penale Internazionale al processo Milosevic. Corrispondente in Israele/Palestina durante l'intifada, in Turchia durante la guerra in Siria e la rivolta di Gezi Park. In Spagna , con gli indignados, e Portogallo. Presidente onorario della stampa parlamentare europea. Cavaliere della Repubblica.

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