25/2/24 – ¿Estamos realmente abordando la Tercera Guerra Mundial, como un juego dialéctico, una exhibición de ego viril irresponsable, para los líderes de nuestros países? La última loca declaración del presidente francés da miedo. Emmanuel Macron no descarta enviar tropas europeas a Ucrania para luchar contra Rusia. La primera superpotencia nuclear del mundo con 5.889 ogivas, (contra 5244 los Estados Unidos) capaz de desintegrar el planeta en cinco minutos. Sería como declarar una Tercera Guerra Mundial para evitar la derrota de Kiev, después de que Rusia fuera provocada a iniciar un conflicto absurdo hace dos años.

¿Pero alguien ha preguntado a los europeos si quieren morir y si quieren que sus hijos mueran por el régimen del presidente y ex comediante Zelinsky? Además, después de que ya se hayan salido de sus bolsillos más de 100 mil millones de euros para armar a Ucrania. Personalmente, si fuera realmente necesario, preferiría morir por una causa más presentable. Viene a la mente la letra de la hermosa canción Le Désérteur (1954) del poeta francés Boris Vian. “N’allez pas à la guerre. Refusezcde partir. S’il faut donner son sang, Allez donner le vôtre, Monsieur le Président”. (“No vayas a la guerra. Niégate a irte. Si hay que derramar sangre, done usted el suyo señor presidente”).
Las de Macron son sólo las últimas declaraciones muscolosas de varios líderes europeos, que desde hace semanas hablan como si fuera una banalidad sobre una posible guerra con Moscú. Agitando teorías conspirativas, como si Putin se estuviera preparando para atacar a media Europa. Sin explicar por qué. El general alemán Alexander Sollfranck, comandante del centro de logística militar de la OTAN, predice que podría producirse un conflicto armado entre Rusia y la OTAN en los próximos 3 años. Sin embargo, las palabras de Macron son las más preocupantes. Hasta el momento nadie había hablado de enviar tropas. Es decir, una declaración de guerra a Rusia. Moscú inmediatamente reaccionó advirtiendo que el envío de fuerzas europeas a Ucrania haría “inevitable” un conflicto total entre Rusia y la OTAN. Varios gobiernos europeos, Italia, Alemania, España, se han distanciado de Macron, descartando por ahora una intervención en Ucrania. Pero en la UE acaban de asignar nuevos 50 mil millones de euros de ayuda militar a Zelinsky. Lo que probablemente sólo servirá para agravar la masacre (ya con decenas de miles de muertos) de vidas humanas de jóvenes rusos y ucranianos.

Pero se ha roto un tabú. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, Europa ha intentado mantener la paz a toda costa. Y evitar un conflicto directo con Moscú. Las generaciones que vivieron los horrores de la Gran Guerra, y las siguientes, a través de las historias y la angustia de sus padres, crearon una Europa unida en nombre de “nunca más la guerra”. Pero, por supuesto, los líderes europeos se llamaban Mitterrand, Kohl, Chirac. Hombres de una talla muy distinta a los actuales. La mayoría de ellos aún no habían nacido al final de la Segunda Guerra Mundial. Y hoy parecen deseosos de convertirse en nuevos Napoleones. Sorprende también la indiferencia de gran parte de la opinión pública europea ante el riesgo de deslizarse hacia un conflicto generalizado con Moscú. Mientras la americana empieza a rebelarse. Los republicanos de Donald Trump, que prometió detener la guerra en Ucrania en 48 horas si gana las presidenciales de noviembre, bloquean el envío de otros 60 mil millones de dólares en ayuda militar a Kiev pedido por el presidente demócrata Joe Biden. Cuesta pensar que quizás sea Trump que pueda evitar una Tercera Guerra Mundial.