Hay algo podrido en este mundo autocontemplativo, hedonista y políticamente correcto. Y hay un antes, y un después, el 7 de octubre de 2023.
¿Qué pasaría si mañana regresara un Adolf Hitler, quizás árabe, con campos de concentración para judíos israelíes? ¿Como hace 90 años miraríamos hacia otro lado? ¿Quizás soltando “se lo merecían”?
Las masacres del 7 de octubre generan graves señales de alarma. Los grupos armados palestinos podían hasta ahora considerarse movimientos de resistencia. Arcaicos. Lucharon violentamente contra un enemigo, matando y muriendo.

El 7 de octubre las cosas cambiaron. Ha habido un terrible retroceso. Hacia la Edad Media. Cientos de civiles indefensos e inocentes fueron masacrados, sistemáticamente, sadicamente.
Y por primera vez en el conflicto entre Israel y los palestinos, la violencia contra las mujeres se ha convertido en una arma de guerra.
Un número aún desconocido de mujeres judías fueron violadas, torturadas, mutiladas y asesinadas con un tiro en la cabeza o en los genitales.
Cientos de testimonios se acumulan día tras día sobre las mesas de la policía israelí. Delinean un círculo sórdido del infierno de Dante.
Inspirado por los horrores de los terroristas suníes del Estado Islámico en Siria, Hamás utilizó por primera vez la violencia contra las mujeres para aterrorizar y humillar, negando los valores de la cultura palestina, el ‘enemigo’. Un salto atrás cientos de años.
En el silencio del mundo “civilizado”. Muchos no quisieron ver. Miraron para otro lado. Como frente a los campos de concentración hace 90 años. O lo negaron, por una elección política pro-palestina o pro-árabe. … Silencio de los movimientos feministas, de las organizaciones humanitarias, de los grandes medios, de los gobiernos.

Como si la violencia contra las mujeres casi pudiera justificarse si las mujeres son judías e israelíes. Y los violadores de los palestinos “oprimidos”.
Sólo en los últimos días, con dos meses de retraso, después de que el presidente estadounidense Joe Biden utilizara palabras muy duras contra los violadores de Hamas, el mundo parece darse cuenta del horror de la violencia contra las mujeres judías.
La ONU se despertó y lanzó una investigación internacional. Es “una vergüenza”, denunció Hillary Clinton, que “quienes dicen luchar por la justicia hayan cerrado los ojos y el corazón a las víctimas de Hamás”.
Desde la CNN hasta la BBC, desde el Sunday Times hasta Radio France, ahora incluso los grandes medios de comunicación hablan de ello. Pero ¿por qué este largo silencio? Nadie en los últimos 30 años ha negado la terrible violencia contra las mujeres bosnias en la Guerra de los Balcanes, o los violaciones del ISIS en Siria contra miles de mujeres yazidis. Para las víctimas israelíes de Hamás, sin embargo, hubo silencio. Dos mil años después, no ha muerto, o resucita, el estigma de la mujer judía