4/08/24 – Nos estamos hundiendo en el cinismo más absurdo. Rusia, lógicamente, está ganando la guerra más estúpida del siglo, que nunca debería haber comenzado. Que ya ha provocado la muerte innecesaria de decenas de miles de jóvenes rusos y ucranianos. Y destrucción masiva. Empobreciendo a todos los europeos y obteniendo enormes beneficios sólo para bancos, especuladores, multinacionales de energía y armamentos. En lugar de presionar al ex comediante Zelensky, ahora presidente de Ucrania, para que admita con valentía la derrota y levante la bandera blanca evitando a su pueblo más sufrimiento como recomendó el Papa Francisco, la mayoría de los líderes europeos intentan mantener artificialmente vivo al ahora casi disuelto ejército ucraniano. Contribuyendo a perpetuar la inútil masacre de jóvenes víctimas humanas, las colosales ganancias de multinacionales y especuladores, la desestabilización del Viejo Continente y más allá, aumentando el riesgo de una guerra mundial, tal vez nuclear.

Caricatura Macron, “hazla tu la guerra”
Y ahora tambien aparece el espectro de de una posible nueva Tchernobyl, con lo ataques ucranianos contra la centrale nuclear (ocupada por las fuerzas rusas) de Zaporiyia, que han danado uno de los reactores. Paradójicamente, las esperanzas de salir de esta peligrosa y absurda espiral (dado que europeos y estadounidenses no tienen nada que ganar, pero sí mucho que perder) hoy parecen enteramente en manos de Donald Trump. Que por ahora parece el probable ganador de las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre. Fuentes cercanas a él contaron al Washington Post los planes del magnate, que ya ha prometido poner fin a la guerra en 24 horas. Trump, a través del Partido Republicano, ya ha bloqueado 600 mil millones de ayuda militar estadounidense a Zelensky. De ser elegido, planea imponer la paz entre Moscú y Kiev con un acuerdo que formalice la devolución de Crimea y Donbass a Rusia, a cambio de una compensación a Ucrania. Lo que parece logico. Crimea en particular siempre ha sido rusa. Hasta que Stalin la regalò a Ucraina però adentro de la Urss.

A la espera de Trump, en algunos países de la UE el tono ya está cambiando ante el riesgo de una conflagración global. Después de Hungría, que ya se ha opuesto durante mucho tiempo a la ayuda militar a Kiev y al inicio de las negociaciones de adhesión a la Ue, ahora Eslovaquia también ha elegido un nuevo presidente mas favorable a Moscù, y que se opone a alimentar el conflicto con el dinero de los contribuyentes europeos. La posible implicación de los servicios secretos ucranianos en el atroz ataque terrorista supuestamente perpetrado por ISIS contra el Ayuntamiento de Crocus en Moscú (144 civiles masacrados fríamente, como los 1.200 exterminados el 7 de octubre en Israel por Hamás), ha contribuido a enfriar muchos entusiasmos para Ucrania. A pesar del flujo continuo de propaganda pro-guerra y anti-rusa transmitida por gran parte de los principales medios europeos, que influye en la “opinión pública”. Pero, advierte el pensador catalan José Luis Sampedro, “la opinión pública no es opinión pública, no es resultado de un pensamiento crítico. Lo que llaman opinión pública es opinión mediática, la gente juzga sobre todo por lo que ve en la televisión y no reflexiona sobre lo que se le oculta.” “En general no estamos educados para pensar”.

Shamsia Hassani, “Mujeres de Afghanistan”
En dos años de guerra, el concepto de diabolización maniquea de Rusia y de su presidente Putin fue bombardeado constantemente y acríticamente por los medios de comunicación dominantes. En una lógica ahora obsoleta de supremacía mundial occidental. Y de la OTAN, considerada durante mucho tiempo ‘el pacto militar más poderoso del mundo’. Pero las cosas han cambiado
Paradójicamente, el alineamiento occidental contra el “carnicero Putin” ha tenido el efecto no de aislar y someter a Rusia (primera superpotencia nuclear), sino más bien de crear una fuerte contra-potencia militar (Rusia, China, Irán, Corea del Norte) y económico-monetaria (los Brics+). Además, la OTAN ha fracasado en la misión que se propuso tras los atentados del 11 de septiembre: derrotar al terrorismo islámico. Entre otras cosas, retirandose el rabo entre las piernas de Afganistán, humillada por los talibanes. Y dejando en sus manos a las mujeres de Kabul. Con el probable regreso al poder de Trump, decidido a desvincular al menos parcialmente a Washington de la OTAN y de la solidaridad euro-atlántica en nombre de “Estados Unidos primero” Europa corre el riesgo de sufrir gravemente los efectos desestabilizadores de su determinación de prolongar artificialmente la guerra en Ucrania. Y de declarar la Rusia, que representa mitad del continente en el cual vivimos, su enemiga. Sin embargo, si antes logramos evitar un conflicto mundial.